LAS VENTANAS QUE NOS HABITAN

Pedro A. Curto







En la película La ventana indiscreta James Stewart interpreta a un fotógrafo que debe quedarse en casa tras romperse una pierna e imposibilitado, descubre la ventana: “Todos tenemos hambre de vida ajena, curiosidad que no es deseo pastel y que saciamos a través de las ventanas”. Quizás se preguntaría, como escribe Menchu Gutiérrez: “¿ Qué vemos cuando miramos en dirección a una ventana? ¿Qué historia o historias reconstruye la visión de una ventana?”. La escritora Menchu Gutiérrez ha creado una literatura sobre los espacios, como hace en la novela La mitad de la casa o El faro por dentro, y en su nuevo libro, La ventana inolvidable (Premio internacional de novela ciudad de Barbastro), nos habla de algo fundamental en esos espacios: las ventanas.

Si la vida se puede simbolizar en un largo pasillo donde se van sucediendo puertas, habitaciones y casas, que configuran nuestra existencia, las ventanas están ahí cumpliendo funciones diversas, desde dejar pasar la luz a través de sus cristales, hasta las que sirven para la huida. Pero la autora no se limita sólo a las ventanas clásicas, sino a aquello que cumplen las funciones de una ventana moderna, como son los ordenadores cuya pantalla se abre para mostrarnos la amplia geografía del ciber espacio. Así relata la experiencia de un escritor que debido al pasado confinamiento se ve obligado a presentar su libro a través de internet y termina viendo en la pantalla, el rostro de su padre, como si aquel aparato fuese un espejo en el tiempo.

La ventana inolvidable es una novela que se mueve entre el ensayo poético y una narración fragmentaria que se van uniendo a través de ventanas que se abren y comunican unas con las otras formando una cohesión basada tanto en la metáfora, como adentrándose en realidades que están ahí y nos son imperceptibles por su cotidianidad. Porque las ventanas tienen un interior y un exterior, la autora nos coloca en ambos lugares, son fronteras que se cierran y se abren y hasta pueden llamar a la huida: “Las ventanas de la prisión convocan a las escalas, a las cuerdas y a las sábanas anudadas”.

Las ventanas fotografían las casas que habitamos, en particular los lugares donde se emplazan y que se convertirán en la mirada que almacenemos en la memoria: “Los ojos de las ventanas se abren y se cierran como un diafragma, como una sensible pupila de gato…”

Menchu Gutiérrez es dueña de una literatura hipnótica, que viaja al interior de la narración y crea allí un espacio propio, de lucida alucinación poética. “ La ventana nos da o nos quita la alegría de las visiones deseadas”.

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