El juego de la noria

Lala González

The Big Wheel (1911-1912)-Marc Chagall




He elegido a esta pareja para que sea mi espejo.”
La Mujer Lunar

Recuerdo como si hubiese sido ayer ese primer amor, pero también recuerdo esa primera desilusión. Creía que moriría de dolor de amor. Juré que nunca más volvería a amar. Sí claro. Este juramento duró hasta el próximo verano en el cual me enfrasqué en un tórrido romance eterno. Tan eterno que acabó al terminar el verano. Volví a llorar. Volví a jurarme no amar nunca más. Sí, claro.

El juego de la noria, así le decía mi abuela. También decía: “Muchacha, zapato que te quitas, no te lo vuelvas a poner.” Y así he hecho por muchos años. Los mismos en los que me juraba nunca volver a amar.

Esto de amar, desamar, enamorarse, decepcionarse o decepcionar es cosa seria. Te puede llevar la vida haciéndote sentir corrientes ciclónicas por el cuerpo y a la vez una cálida paz en la piel del alma. Y de repente, en un tris tras, sientes el dolor de la Guadaña en el cuello. No puedes respirar, náuseas, vértigo, el llanto que ahoga, que sofoca. Quieres morir o piensas que ya lo estás. Juras jamás amar.

Hablaba con una amada amiga acerca de este juego de la noria. Le explicaba lo intenso que puede ser en cualquiera de las dos facetas. Le dije además lo importante que es para mí experimentar ambas. Vivirlas en el alma y en la piel. Siempre, al final, hay buenas memorias en donde descansar. Las otras, son esas piedras que hemos de evitar. Heridas que nos recordarán donde no volver. “Muchacha, zapato que te quitas, no te lo vuelves a poner.”

Hoy vivo un nuevo amor. Un amor muy diferente a los otros “entretantxs” que he vivido. Totalmente diferente. Los “entretantantx” todos eran los mismos con diferentes rostros. Este llegó con una taza de café en una noche cualquiera, y se quedó. Es un amor maduro, aunque podemos rayar en la utopía que nos permite la poesía. Un amor que no se cimenta en posturas ni protocolos. Mi entretantx y yo. Nadie más. Nosotrxs y nuestro deseo de amarnos en libertad.

No menosprecio para nada a los “entretantx”, lxs amé, lxs intenté amar. Me amaron, me intentaron amar. Son parte de ese camino por el cual he vagabundeado un poco.

El amor nos escogió esta vez. Somos espejo y reflejo el unx del otrx. Podemos ver nuestras arrugas, contar nuestras canas, crear y creer en lo que estamos creando. Un amor maduro, de fuego, de paz. Un amor que nos va sanando mientras nos amamos.

Este amor, como los otros, también se acabó. Otro entretantx.

Juro no volver amar.

Sí, claro…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.