Insectos tras la tormenta

Helena Garrote Carmena

Las hormigas (1929)-Salvador Dalí




Tendría cinco años cuando me llevaron al cine por primera vez. Fuimos a ver La conquista del Oeste y seguramente me compraron palomitas. Recuerdo un tren. Una enorme locomotora avanzaba silbando hacia nosotros, parecía que nos iba a aplastar. Desde la alcoba, escuchaba el zumbido de la maquinilla de afeitar de mi padre, la luz del cuarto de baño estaba encendida; pero eso fue otro día. Por las noches tenía pesadillas, me quedaba atrapada entre unos escombros o me despertaba sobresaltada por el fantasma amarillo que agitaba los brazos en el espejo frente a la ventana. Un día me puse enferma y mi madre me llevó a la consulta del doctor Fidel, que era un hombre muy grande con un bigote muy negro. Me arrancó las amígdalas con unas pinzas y nos volvimos a casa a comer helados. Otras veces me escuchaba el corazón o se sentaba delante de una pantalla verde y observaba mi esqueleto. Pero de lo que más me acuerdo es del tren.

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