Ítalo Costa Gómez

¡El Alvaritooooooooooo! Cada vez que te veo estás más parecido a José Luis Rodríguez «El Puma» me muerooooooooooooo. Numerao numeraooooo. ¡¡¡¡Viva la numeracióooooon!!!
¡¡Hola, holaaaaaa!!, ¿Cómo está mi ensayista predilecto, el niño de los ojos del Marito, el querubín de la literatura, el nubecino de la política? Ay, querido. No te veo siglos. Desde esas épocas en las que te colabas a la Feria del Libro y alzabas la mano como saludando, en realidad saludabas a la nada, pero tú regio con la imagen. ¿Quién es tu coach?, La Muss Hernández, seguro. Esa es una capa. Me ayudó a perdonar a mi primer machucante que era negro como su alma. ¿Te acuerdas de él? Para morirse.
Te escribo porque ahora todos están hablando de los privilegios de ser «hijo de». La hija de» Pedro Castillo ofreciendo el oro y el moro. El «hijo de» Hernán al que le dieron su silla para que hiciera su pregunta de las cinco monedas, La «hija de» Gisela que ahora tiene su programa con la Janet Barboza, el «hijo de» Federico que nadie sabe cómo serruchó a la Mávila y condujo «Cuarto Poder» por cinco minutos y casi «Mi mamá cocina mejor que la tuya» y así… Te mueres con el cargamontón que nos están haciendo a los primogénitos, a los babies de la casa solo por usar nuestro legitimo apellido. Nooooooooo, mi amor.
Tú y yo somos abanderados del tema y vamos a decirlo con todas sus letras. Yo admito que sin mi Daddy nunca hubiera entrado a los canales como un Brunito Pinasco más y que la Maritere no me hubiera dado bola y no hubiese trabajado con la regia más de diez años. Quizá ahí recibí mi apoyón genético, pero después qué? Ni un jardín me han heredado y todo toditooooo me lo he ganado con el sudor del tesoro bailando en los night clubs, asistiendo a cuánto actor existía y amaneciendome escribiendo mis relatos en un pasillo helado de algún canal de televisión mientras trapeaban el piso. No me vengan a joder con los privilegios.
Tú tienes un poco más de roche porque llamas a la prensa a contarle que Sagasti llamó a tu viejo y ese tipo de chismoserías que ya no caben. Es por eso que quiero transmitirte una idea. De plano métete a un curso de claun. Libera tu cuerpo y resalta tu buen humor. Te lo digo porque tienes el carisma de una escoba vieja y nooooooooo, cariño. Hay que saber conquistar al público. Una vez terminado el taller sacas tu unipersonal: «Adelgace riendo con Alvarito» y así enamoras a la gente y de pasadita les metes en el inconciente: UNI PERSONAL. UNA PERSONA. INDEPENDIENTE QUE TE MUERES. SOLITARIO COMO EL LLANERO.
¿No es una idea de un millón de dólares? Y te la doy con amores locos en nombre de los «hijos de» que no tenemos la culpa de haber nacido en cuna de oro blanco y que tenemos todo el derecho de tener nuestro programa y sacar nuestro libro ¿Qué coooooooosa? Imagínate, están bien pendejos.
Te dejo, canoso pecaminoso.
¡Me lo cuentas todoooooo! Nos vemos en el cumple de la Isabel que me jode y jode con el catering. HAAAAAARTO me tiene.
Chévere que chévere qué chévere qué chévere qué chévere qué chévere ah ah.
Love,
Ítalo.