Francisco José Segovia Ramos

En la línea de la Editorial Templando el Acero, comprometida con la recuperación de literatura soviética de difícil, cuando no imposible, adquisición en el mercado actual, han publicado la novela de L. M. Leonov Tanques Rojos.
Tanques Rojos es una novela que su autor escribió en plena Gran Guerra Patria (la II Guerra Mundial), y en el que contaba, si bien a través de otros personajes, sus propias vivencias como tanquista.
El relato es un claro ejemplo de la narrativa soviética, en la que se mezcla el realismo, la defensa de la patria y la aspiración a un futuro en paz y prosperidad sin el temor de la agresión externa.
Tenemos a un general que recorre una zona devastada por el enemigo, fronteriza con el campo de batalla, a unos soldados de infantería que pasan el tiempo entre chanzas y anécdotas y a unos tanquistas que consideran a su tanque, el famoso T-34 (quizá el mejor blindado de esa guerra), como uno más de su familia militar.
A una primera parte de reflexiones, recuerdos y añoranzas sigue lo que es la propia batalla en sí, narrada con una crudeza que solo puede concebir quien realmente ha participado en el combate. Por momentos recuerda las imágenes de la película soviética Liberación, en donde la lucha no solo se desarrolla entre bestias de acero sino también entre las tripulaciones que salen de ellas y combaten a pie entre los restos destruidos de sus carros.
Como complemento al cine bélico ruso la novela de Leonov puede dar más pistas de cómo el soldado soviético, la mujer soviética, vieron el conflicto en el que su pueblo estaba inmerso. La voluntad de resistir, primero, y de contraatacar y acabar con el enemigo, después, es una característica peculiar e inconfundible de Tanques Rojos y, por extensión, de la literatura soviética que toda este tema e, incluso, de la rusa que lo sigue haciendo hoy en día, como un recordatorio de aquellos días de muerte y gloria, de terror y triunfo.
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TANQUES ROJOS, de L. M. Leonov. (Editorial Templando el Acero, 2019)