Entrevista a Fernando Barrejón por ¨La Yerba Nueva¨

Miguel Rubio Artiaga

 

 

FERNANDO BARREJÓN es uno de esos escritores y poetas que nacieron para eso, escribir. No importa cuando, como, ni de qué. Todo lo que salga de su pluma será de una u otra manera una lección para los que quieran aprender. El sello de tantos consagrados, que partiendo de la sencillez, transcienden mucho más allá de lo escrito. Esto mismo me ha ocurrido al leer su último libro, LA YERBA NUEVA.

 

1.—Fernando, para empezar tu biografía, ¿Cómo te convertiste en un poeta y narrador andalusí habiendo nacido en Ciudad Real? ¿Cómo hiciste el camino?

Para empezar mi biografía hay que ir a La Mancha, a Fuente el Fresno. Soy manchego; allí viví los trece primeros y más felices años de mi vida, que me marcaron para siempre. He cantado a La Mancha en un pequeño libro, “BIOPOÉTICA DE LA INFANCIA”, porque para mi es un paisaje inolvidable. Después viví en Madrid, que en aquel tiempo era “un poblachón manchego”, hasta que a finales de los ochenta Madrid se fue configurando como una lujosa bestia contaminada, y me fui a vivir a la tranquila y muy histórica Córdoba. Yo he sentido desde la infancia una especial  atracción por el Sur. Córdoba y Granada han sido el paisaje de mi madurez. ¿Y qué puede hacer un poeta en ciudades tan singulares, sino empaparse de Historia y emborracharse de belleza? En Córdoba escribí entre otras cosas “LA CANCIÓN DE ABU YUSUF” y en Granada, entre otras más, “EL CIELO ROTO”, que se desarrolla  casi íntegramente en la ciudad.

 

2.—Antes de hablar de tu libro LA YERBA NUEVA, para mejor entendimiento de los lectores, ¿Por qué te denominas sufí?

Yo no me denomino sufí. He aprendido mucho de ese conocimiento, pero sólo soy un aprendiz de la sabiduría sufí, que no tiene techo (ninguna sabiduría lo tiene), por lo tanto siempre seré aprendiz en cualquier vía abierta al infinito. Además ¿qué es ser sufí? Uno de sus maestros (no recuerdo su nombre, y creo que le hago un favor por ello) dijo que “un sufí es una hormiga negra sobre una piedra negra en una noche negra”, es decir nada, un ser desconocido, anónimo. Ante esa bofetada a la identidad personal ¿quién puede denominarse algo?

 

3.—El libro nace en primavera en el valle del Serse, ¿Por qué ese nombre y no otro? ¿Todos los pueblos, sendas, rincones son fruto de tu imaginación?

Serse es como tomar consciencia del propio ser y actuar desde esa consciencia. El nombre del río, como todos los demás nombres que aparecen en el relato son invenciones literarias.

 

4.—¿Te reconoces en algo con Arco, el personaje principal? ¿Con Terán?

Todo escritor se proyecta en sus obras de alguna manera, yo también. Algunas de las experiencias del personaje Arco han sido experiencias mías, sí. Por otra parte, Terán con su medicina humanista, o Malkis , con su filosofía científica , o Lin-Lábas, esa luz en los núcleos del poder oscuro, son personajes ideales, que al igual que los serranos y las salutantes, intuyo que existen en algún lugar del mundo. Yo los recreo en LA YERBA NUEVA y me gustaría verlos actuar en este mundo nuestro. Están invitados.

 

5.—El cambio del mundo rural, bello en Naturaleza, mágico y místico incluso, por el mundo de Las Ciudades es enorme. Pasas de un tiempo indefinido, como lector, a  otro situado en el futuro. Las Ciudades siempre bajo la sombra carroñera de la Guerra, siempre planeando en círculos. ¿Hasta qué punto has buscado la comparación y por qué?

La absurda realidad de Las Ciudades que aquí se plantea no dista mucho de la actual realidad que se vive en el mundo; guerras, desigualdad, marginación, materialismo consumista idiota, egoismo narcisista, ausencia de ideales nobles, etc. El futuro imaginario de LA YERBA NUEVA es una parábola de nuestra realidad actual llevada a los extremos, por eso es una llamada urgente a un cambio de rumbo, como hacen algunos de los protagonistas, para recuperar la cordura y hacer de este mundo un lugar  más digno, más noble y más feliz, algo perfectamente posible mediante un cambio de mentalidad. Todo el libro es una llamada a efectuar esa metanoia para que el mundo deje de ser el infierno en que lo estamos convirtiendo.

 

6.—¿Te consideras más poeta que narrador?

Soy esencialmente poeta, escribo versos desde la infancia.  Hasta los treinta y muchos años no empecé a escribir novelas y otras prosas, y cuando lo hago siempre surge el poeta, en todos mis escritos, sean del tema que sean y tengan el formato que tengan, la poesía está presente.

 

7.—¿Qué lecturas recomendarías?

Todas las que ayuden a elevar el pensamiento, el sentir y la imaginación. La Humanidad como conjunto aún no ha salido de su atolondrada y tormentosa pubertad, por lo que todo aquello que ayude a crecer y evolucionar más racional y positivamente, conviene leerlo.

 

8.—¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Tengo proyectos interesantes, pero a mi, como escritor, no me gusta hablar de proyectos que estén en el aire o en ciernes, sino de productos acabados. Cuando esto ocurra, hablaremos de ello. Muchas gracias.

 

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