Fernando Morote

Arquitecturas (1972)-Milner Cajahuaringa
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Nuestras casas formaban parte de un conjunto habitacional construido bajo el concepto de viviendas unifamiliares de interés social. Agrupadas en manzanas, se identificaban con una letra del alfabeto. Podían tener una o dos plantas, patio y jardín, o sólo uno de ellos, dependiendo del modelo. Cada unidad llevaba un numero. Las calles estaban bautizadas con nombres de flores y pueblos norteños. Llegar a una urbanización como Pompeya, ubicada en el corazón de la capital, representaba un símbolo de progreso para nuestros padres. La mayoría proveníamos de viejos distritos, algunos de lejanas provincias.
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