Cristóbal Hernández García 

Ganadora de múltiples premios allá por el 78, esta novela constituye otro de esos clásicos modernos de la ciencia-ficción. Es una lectura sorprendente, su estructura es original y su historia se presenta factible a la par que se encuentra bien desarrollada, y su narración sencillamente es sobresaliente.

La historia presenta una Tierra futura donde una superpoblación brutal ha llevado a la falta de recursos y la miseria más absoluta. En este escenario todas las esperanzas de la civilización están en «Pórtico»: una extraña colonia de la antigua y enigmática raza Heeche desde la que parten naves a otros planetas, el cómo funcionan estas naves o a donde llevan no lo sabe nadie, y volver con vida de uno de sus viajes es poco menos que un milagro, pero en estos viajes reside la esperanza de encontrar más tecnología Heeche que solucione los problemas de la Tierra.

La novela se despliega en dos frentes, los capítulos impares constituyen las visitas del protagonista -uno de los viajeros- al psicólogo varios años después de sus viajes, que a su vez se narran en los capítulos pares. Ambas líneas argumentales se van complementando y vamos conociendo más al protagonista desde estas dos ópticas. El efecto está especialmente conseguido en la segunda mitad de la novela, donde cada conversación con el psicólogo revelará un trauma que después casi veremos en directo. Es un libro donde prima más el sentimiento que la acción, y la psique del protagonista funciona a la perfección como motor de la novela.

La narración de Frederik Pohl me ha sorprendido para bien. No hay grandes extravagancias o recursos; el autor arriesga un poco en la estructuración de los capítulos, pero en la narración propiamente dicha muestra un estilo sencillo y accesible. No hay grandes alardes, pero tampoco graves deficiencias. Es un libro que se lee fácilmente y engancha al lector por lo sugerente de su idea y lo bien construido del protagonista. Una lectura francamente recomendable.