Y ASÍ SE CUENTA LA HISTORIA: “El pre-ocuparse”

Ítalo Costa Gómez






Estoy a pocos días de cumplir un añito más de vida, amigos Irreverentes. Un año más de historias que dedicamos a compartir juntos cada lunes desde hace casi cuatro años. Increíble que esté tan cerca el día, sobreviviendo a la pandemia, sus emociones, sus momentos duros y teniendo a las personas que amo con salud y a mi lado. Definitivamente soy una persona bendecida a la que Dios mira con amor.

[Si hay Dios, seguramente entiende de emoción. Si hay Dios… Podría haber llorado un mar de lágrimas saladas, arrojarme a los abismos y partirme en dos el alma, desatar la tempestad y el huracán de mi garganta y confesar desesperado que no puedo con mi rabia y aunque mi actitud es hoy tan evidente, no puedo sufrir más. El dolor cuando es eterno es más fuerte. No sé alivia con decírselo a la gente]

No sé qué cuente la historia. No sé si soy más sabio que hace un año; lo que si sé es que he dejado de pre-ocuparme de detalles que antes podían tener cierta relevancia.

No me preocupo de las decisiones o manera de vivir de nadie. No dedico tiempo a nada que no me compete. No opino dónde no me llaman. No miro a los costados a menos que me pidan ayuda y aún así trato de poner límites y ser muy prudente.

No me preocupo del futuro porque nada me garantiza que tendré uno. Vivo el día con intensidad y desde muy temprano. No oculto la alegría loca que tengo en el corazón. Digo lo que siento en voz alta y sin pudores bobos. No oculto mi malestar ante la cercanía de gente que no vibra bonito y me alejo. Tampoco escondo ni mi admiración por las personas nobles que valen más para mí que las talentosas incluso.

No me preocupo de mi familia externa a mi madre y hermano, porque sinceramente les tengo poco aprecio. Siempre me he mantenido muy distante. Antes me preocupaba lo que pensaran de mi poco interés en ellos. Ya no me interesa en lo más mínimo.

No me preocupo en complacer a nadie. No tengo interés en ser la perla preciosa de ninguna persona. No le doy valor a comentarios negativos ni sobre mí ni sobre otros. No contesto el teléfono si no lo deseo. No trabajo con quién no quiero hacerlo. No me provoca ser el ideal de nadie.

No me preocupo por el éxito. He alcanzado las metas que me puse cuando tenía quince años y miraba hacia adelante porque tuve mucha ayuda y un par de buenas ideas. No necesito lujos. No necesito más de lo que tengo. No busco una vida de opulencia y viajes. Mi camino se ha concentrado en la paz que me da escribir, el sabor del buen ron, la alegría de mi mamá y la sonrisa ancha de mi hermano.

Ya no me pre-ocupo. Vivo en calma y agradecido con Dios y con la vida por todo lo que me da.

Algo bueno debo haber hecho para disfrutar de la calma que hoy gozo y que me permite seguir contándoles mi historia y trabajando con el entusiasmo de un niño.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.