Y ASÍ SE CUENTA LA HISTORIA : “Los años te mejoran. Te embellecen”

Ítalo Costa Gómez





¡Cuánto he cambiado con los años mi forma de ver las cosas! No puedo creer lo diferente que reacciono a las cosas cotidianas – lindas y duras – de la vida. Los años me han sentado espectacularmente y lo digo con todo orgullo. Siento que soy una persona absolutamente distinta a la que fui hace cinco años. ¡Qué decir diez!

Siempre he intentado ser una persona consecuente. Siempre he puesto el pecho ante mis actos. Me he enorgullecido sin pudor de mis logros conseguidos a base de mucho esfuerzo y también de los errores que he cometido. Pero ahora lo hago con pausas, entendiendo que puedo volver a caer en cualquier momento y de eso me cuido.

Al no tener hijos soy una persona que siempre ha tenido la libertad de elegir en qué trabajar y hasta cuando hacerlo. Esa libertad también me ha puesto en situaciones arrogantes, algo que he lamentado con los años.

Soy una persona que jamás ha escondido quién es ni qué es lo que siente. Jamás he ocultado mis sentimientos, mis emociones, porque sencillamente mi forma de ser no lo permite. Soy una persona emocional y expresiva, cariñosa e impulsiva. Eso me trajo un montón de satisfacciones y también de desengaños.

Siento que he debido hacer cosas buenas en mi vida para tener lo que hoy tengo. Para disfrutar de mi tiempo, del amor de mi madre, empezar cada semana charlando con mi hermano bueno, escribir sin presiones y trabajar en lo que me gusta. Mis errores también me han hecho lo que soy. Me he alejado de muchas personas por decisión propia sin que necesariamente me hayan hecho daño. He sido egoísta muchas veces y también demasiado generoso.

Todo en esta vida se trata de equilibrio. Siempre nos van a pasar cosas malas y cosas buenas, pero creo que mientras nunca nos traicionemos a nosotros mismos y seamos leales con nuestras ideas y practiquemos con sinceridad y alegría lo que sale de nuestra boca pues al final de la jornada vamos a acostarnos con una sonrisa y esperando ansiosamente que inicie un día nuevo.

Entramos a la etapa final de setiembre del año 2022, mis queridos lectores irreverentes. Tres meses y se nos acaba el pastel. Creo que he aprendido a no tragarme mi tajada como un loco y aprender a saborearla, a prolongar el placer que tiene destinado darme. Los invito, desde esta tribuna a hacer una pausa conmigo, celebrar lo que hemos logrado mejorar este año y analizar con calma qué es lo que nos falta.

Dios es muy generoso con quién se sabe cuidar, sabe alejar a la gente dañina de su ruta y come con calma su pastel.

¡Cómo me han cambiado los años y qué maravilla que lo hayan hecho!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.