Miguel Rubio Artiaga

Era una pérgola de cementerio
miraba por encima del panteón
más ostentoso el de mármol blanco
y epitafio con letras doradas
rejas de hierro forjado
y bien acomodados muertos.
Parecía un palacio
que brillara a la luz del Sol
sobre un ejército de cruces
y bloques de nichos yermos.
Lo cercaba un seto de rosales
con cipreses intercalados
formando un seto colorido
con la llegada de Marzo.
Aroma para calaveras
que solo disfrutaban
el más puro linaje de gusanos,
el más elegante,
descendientes directos
de los que se comieron
al mítico Alejandro Magno.
Cincelado en el frontal
con la marca de un cantero :
“Familia Velázquez y Romero
de las Torres y Alcaraz,
Borja, Borbón y Cristiano,
Villanueva y Barrios Cerros
de los Agustines y Carpio”
Un poco mas abajo :
“Condes de Villavicencio”
“Marqueses del Miedo Viejo”
“Barones del Muro Largo”.
A doscientos metros la fosa común
huesos mezclados con huesos
esqueletos abandonados
que cuando llueve se asoman
con una sonrisa sarcástica
por encima del macabro fango.
Las poesías sean del formato que sea , tiene la sencillez de un gran maestro como es este gran Valenciano excepcional, pura raza y un gran amigo.
Eres tan grande como tus poemas.
La riqueza o la pobreza dejan de ser tal cuando bajo dos metros están. Todos son iguales. El maestro, el profesor, el Rey y su séquito, el mendigo y su pobreza, el chorro, el corrupto y ladrón, la monja, la puta y sus carnes apreciadas, el trabajador, el hachero, plomero el vago y el haragán…, todos sus huesos blancos al sol brillarán.- ¡¡De que sirven sus panteones habitados por gusanos!! Felicidades Miguel!