Helena Garrote Carmena

Jack Lemmon (1925 – 2001)
Profesión: actor
Género: comedia – drama

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Mi vecino de arriba se llama Jack.

Es un tipo normal, nada tiene de destacable su apariencia. Pertenece al “montón” de gente que pasaría desapercibida en cualquier lugar, salvo que sufriera un ataque de tos en mitad de un concierto que hiciese que todas las miradas se volvieran hacia él.

Cuando nos cruzamos en la escalera, me da los buenos días, y me los firma siempre con una amplia sonrisa. Si coincidimos en el ascensor evita todo contacto, excepto si el trayecto se demora, entonces mueve la cabeza y hace gestos, como disculpándose por el tiempo que estamos compartiendo en el pequeño habitáculo.

No le conozco mucho, pero si algo me ocurriese, o me viese en peligro, le llamaría a él. Parece hombre presto al rescate; no es que tenga pinta de superhéroe, y parece de naturaleza nerviosa, pero sé, que si me quedase en cuarentena por picaduras de mosca africana, no me faltaría su oportuna visita y un plato de espaguetis calientes.

No me juzgaría si una noche, me lo tropezase al volver a casa pasada de copas; seguro que me cargaría hasta mi apartamento, me tumbaría en la cama, y después de taparme, saldría sin hacer ruido cerrando la puerta con cuidado.

No sé a qué se dedica, pero un día ví parte de su apartamento. Yo regresaba después de una jornada maratoniana de oficina, compras y supermercado. Tropecé, y rompí la botella de leche en el portal. Era tarde, y como de la nada, apareció él. Se apresuró a recoger conmigo el resto de la compra que había quedado esparcida por el suelo, y se ofreció a reponerme la leche, para que no me faltase en el desayuno. Subimos hasta su apartamento y me quedé en la puerta mientras él desaparecía raudo, hasta lo que imagino, era la cocina. Mientras esperaba, asomé la cabeza lo suficiente para ver parte del interior. Conté hasta 15 estatuillas doradas y plateadas, en una repisa del pequeño salón. Había un piano pegado a la pared, un cuadro con marineros uniformados y un gran retrato de mujer, de aspecto un tanto ambiguo, con un elegante sombrerito con plumas.

Tengo que invitarle a un café. Seguro que tiene historias para llenar muchas películas, y en todas, él sería el personaje bueno; el tipo noble y entregado del que nada debes temer, el que se ofrece a socorrer descarriadas o el simpático compañero de correrías.
Parece que tenga mi vecino, ángeles revoloteándole por las sienes.

Solo una noche le escuché quejarse, daba alaridos, como si espantase algún demonio. Nadie es perfecto.

Mi buen vecino Jack.

John Uhler Lemmon III, (es el nombre que aparece en su buzón).

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