TRAS LA LECTURA DE “REPORTAJE AL PIE DE LA HORCA” de Julius Fucik

José Manuel Fernández Argüelles

Cuando se lee un libro escrito con el alma, con el corazón o, por mejor decir, con la mente alterada por el sentimiento puro, no se puede más que sentir emoción. Así es la lectura de esta crónica de Julius Fucik.

Es necesario, de hecho es primordial, enmarcar ese texto en su época y su lugar. Desde una perspectiva actual y rígida, podemos tacharlo de panfletario, de partidista, incluso de ensalzar un régimen estalinista que desde aquella Checoslovaquia se enaltece en las páginas de Julius Fucik. Pero todo tiene su tiempo y su lugar.

“Reportaje al pie de la horca” narra en primera persona los padecimientos del autor una vez detenido por las fuerzas alemanas de ocupación en Checoslovaquia;
el motivo del apresamiento es político, pues Fucik pertenecía al comité central del partido comunista checo.
Las páginas de la obra nos hablan de sus penurias carcelarias, de su resistencia a la tortura y su fe en la victoria final y la derrota del nazismo, incluso con el desprecio de la propia vida. También nos cuenta la existencia de otros presos políticos como él, incluso la de sus vigilantes. Y lo hace esforzándose por mantener una objetividad periodística, como la que ha de poseer un reportaje frío y pulcro. Lo intenta, pero es imposible que el lector no sienta y padezca toda la emoción de un texto escrito con sangre y radical posicionamiento frente a la violencia nazi y a favor de unos ideales, los comunistas, que son antepuestos al bien individual y, en este caso, al personal del propio autor del libro.

Lo indiqué antes; podemos analizar la obra con cierta injusticia desde nuestro tiempo y nuestras libertades actuales. Ha pasado más de medio siglo desde que Fucik escribiese estas palabras que conforman “Reportaje al pie de la horca”, y ahora no padecemos los infortunios de aquella sociedad checa, no precisamos de la clandestinidad para expresar nuestra opinión pacífica, ni de la férrea disciplina, anuladora de individualidades, para integrarnos en un grupo político cuyo ideal sea democrático. También poseemos mejor información para no admirar a dictadores que pueden parecernos acordes a nuestras ideas. El libro lo escribió Fucik en el inicio de la década de los años 40, y desde esa perspectiva ha de ser leído y entendido.

Los valores de estas páginas los encuentro en el espíritu incorruptible de un hombre que antepone el bien de sus ideales por encima de sí mismo, antes que su libertad, ignorando su salud y su vida.

Los párrafos finales del texto, sabiendo nosotros de la ejecución posterior del autor a manos del régimen nazi y sobradamente sospechada por el propio escritor, nos resultan emotivos y significan un canto a la lucha desinteresada en pos de nuestras creencias.

El libro “Reportaje al pie de la horca”, de unas 130 páginas, está editado por Ediciones Irreverentes, y ha sido traducido al español por Vera Kukharava, quien también lo prologa de manera admirable, no sólo reseñándonos la figura del autor, sino también introduciéndonos en el sentimiento que en los países llamados por nosotros “del Este” poseen de los tiempos duros y aciagos narrados en la obra.

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