Fernando Morote

Autor ritratto (1912)-Gino Severini
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El navegador me habla, pero no le hago caso. La voz de la mujer (nunca es un hombre) me desespera. No se calla un segundo, además. Sólo falta que me diga “¡agarra el timón con las dos manos, pendejo!”. En muchas oportunidades, por obedecer sus indicaciones, he terminado perdido. Enreda las rutas sin necesidad. En lugar de elegir las simples y directas, me envía por las más largas y confusas. Programar la máquina desde el principio es un error. No se ha inventado todavía la tecnología que pueda superar, ni siquiera sustituir, la prodigiosa perfección del cerebro humano.
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