Miguel Rubio Artiaga

Reloj blando en el momento de su primera explosión (1954)-Salvador Dalí
De la eternidad cautiva
del tiempo tirano
el segundo constante
que resuena en el reloj
como martillazos.
La tortura del péndulo
de uno a otro lado,
incansable
hipnótico
en su voy y vengo
tenaz y clonado.
Un tiempo que no es
que siempre es pasado
su paso te va
dejando atrás
cuando mas cerca
lo crees tener,no es verdad,
está igual de lejano.
Inalcanzable,
no duerme
siempre al mismo ritmo
de un ir pasando, mecánico.
De la manecilla minutera
larga y lenta
la mas corta,
señalando
la que marca las horas
que parece
estar fuertemente
sujeta por un clavo.
Parada, impertérrita,
que no te pierde
de vista,
siempre a escondidas
te está mirando.
El mismo tiempo
atento solo a su destino
a veces parece
arrastrar los pies
como si fueran de
plomo sus zapatos.
Otras rápido
como la ráfaga
centelleante
bajando del cielo
en picado
de un rayo.
Somos esclavos
del Tiempo
marionetas y peleles,
sombras de sombras,
de sombras chinas
disfrazadas
de lacayos.
Es verdad, somos lacayos del tiempo, el que nos marca cada final, el que nos amenaza que queda poco, que es mejor no pensar. Es el que se ríe de nuestra ilusión, de cada esperanza, de un desamor. Real y agorero Miguel, felicidades!