Ítalo Costa Gómez

Con la pandemia mi mamá y yo nos hemos unido mucho más que antes. En realidad solo la veo a ella y ella a mí. Nos hemos conocido mejor, sabemos cuándo darnos espacio y cuando compartir. Creo que hemos hecho un buen trabajo encontrando el equilibrio.
Conversé con ella sobre un consejo que me dio mi querido hermano acerca de lo importante que es mantener la salud emocional y que no podíamos estar encerrados todo el tiempo. Así decidimos que iríamos caminando a que cobrara su sueldo para hacer ejercicio, tomar aire fresco y de forma segura. Ella se jubiló muy joven de la Fuerza Aérea del Perú gracias a una ley que la favoreció y siempre me contaba de la cola que hacía con los viejitos, me reía de sus historias, pero jamás imaginé lo que sería vivirlo.
Cuenta la historia que cuando llegamos habían tres colas en el Banco de la Nación. La más chica era para los jubilados. Habían como siete viejitos y al rato llegaron como cinco más. Mi mamá y yo estábamos conversando sobre la gran caminata que acabábamos de hacer cuando de pronto la señora que hacía fila delante de nosotros voltea.
-Ustedes no tienen por qué hacer fila acá. Esto es para jubilados. Ustedes deben hacer cola allá. La gente como ustedes se aprovechan. ¡Siempre están buscando sacar provecho de todo!
Nos quedamos helados. Mi mamá le respondió que ella era jubilada y que estaba en la cola correcta. La señora se volteó incrédula y malhumorada. No podía aguantar la risa. En eso escuchamos al señor de atrás hablar con otro caballero de la cola.
-Estoy cansado de las vacunas y de las mascarillas y todo eso que el gobierno nos impone. Si no me las ponía no podía venir a cobrar al banco. ¡Es un atropello! Ahora a mi nieta de seis años ya la van a vacunar. Todo eso es culpa de Vizcarra y Castillo quiere seguir controlando nuestras mentes.
[Dios mío. Esta es una conspiración del FBI, La CIA y Perú Libre. Nunca lo habría sospechado. Seguro que ya me metieron un chip para ver a dónde voy y con quién. Quieren saber cómo es él, en qué lugar se enamoro de mí, de dónde es y a qué dedica el tiempo libre]
Otra señora se la pasó diciendo: Ahhhhh, pero si estás en silla de ruedas si entras rapidito, yo no uso, pero tengo varices.
Cuando mi mamá al fin pudo entrar al banco me quedé afuerita esperando a que termine sus trámites.
Un señor se puso a gritar: ¡Está cola no avanza! (En realidad sí avanzaba). Es un abusoooooooooo!, ¡Yo uso lentes!
No entendí su argumento, pero me pareció muy tierno. Pensaba si mi querido Gustavo Rodríguez usaría sus lentes para hacer menos cola.
Estaban cansados, bajo el sol, pero con una fuerza y un impetu que ya quisiera tener yo.
Mi mamá salió y regresamos a casa mientras nos reíamos a carcajadas de la famosa cola.
Cuando yo sea viejito también voy a joder por todo, les advierto. Tendré el carácter del abuelo Simpson y el cuerpo de Cher. Así que si me ven en una cola, por su bien, denme paso porque les doy un bastonazo en el mero coco. Respeten mis canas, muchachitos del ayer, jóvenes aún.
*Celebramos tres años juntos en Periódico Irreverentes. Gracias por tanto y sigamos compartiendo el camino. Tengo el corazón agradecido.