Lala González

After the Rain. Paris (1897)-Konstantin Korovin
“…y de repente
el alma llueve
como llueven los silencios
y la otredad
y la memoria inhabitada en la nada
lluvia sin deseos de reverdecer
con vacío en el vacío
con vacío en la madrugada”
Fragmento de alguna irreverencia pasada
vuelven las grietas a sentir frío
desmadejando el asunto inconcluso
se aclimatan a la historia huida
a la memoria que se escinde en cristalitos de otredad
acorralados porque no saben vivirse
no saben como ser en la brisa que le carga
estos días son estuches de nostalgia
puede que los llantos se me aglomeren en el pecho
esto de llorar no es lo que era
llorar es una piedra en el zapato
llorar es castigo amargo
una trivialidad que se condena
porque las lágrimas son la debilidad del alma
quienes lloramos debemos ocultar los llantos
tras las sonrisas del ocaso
vuelven las mariposas grises al mustio jardín
reverberan cada emoción acatada por mi alma
suelen regresar porque saben que nunca serán olvido
regresan en busca de lo que dejaron en algún sueño
en algún intento de felicidad otrora
regresan, regresan
siempre regresan
llueve en conspiración con la melancolía
todo se torna inhabitable en la palabra alada
los cuentos de nana pierden el color morado
y las calandrias enmudecen en vuelo
cada gota es un vacío
cada vacío un espejo
cada espejo lleva en sus grietas
alguna vida mordida por la espera
llueve y nada queda en pie
llueve
siempre en la tarde
llueve