Helena Garrote Carmena

Año: 2016
País: Corea del Sur
Dirección: Na Hong-jin
Actores: Hwang Jung-min, Kwak Do-won, Chun Woo-hee, Jo Han-Cheol, Lee Yong-nyeo, Hwan-hee Kim.
Género: Thriller – Terror – Policíaco
En cine siempre estoy abierta a todos los géneros y nacionalidades. Coreana, de terror y con un plantel de actores de primera. Me acomodo y cojo el mando.
Terror, lo que se dice terror no me provoca ver a un policía coreano de cara regordeta, flojeando en sus tareas de comisaría junto a su compañero que también vaguea lo suyo, pero espero la sorpresa. En medio de un bosque coreano hay un hombre desnudo, está agachado y devora a bocados un ciervo muerto. Estoy atenta. El carnívoro con la boca ensangrentada se percata de la presencia de un intruso, se acerca a él, y aunque no se ve, está claro que se lo come. Luego los policías persiguen a un hombre y llegan hasta una cabaña. El compañero del regordete, inspecciona el lugar y descubre que está plagado de fotos de cadáveres coreanos desmembrados, también hay velas, cráneos de cabra y un gran surtido de objetos variopintos para rituales previsiblemente macabros. Aunque raramente lo hago, miro la duración de la película: dos horas treinta y seis minutos. Hago cálculos y decido parar el vídeo para prepararme algo de cena; jamón no, ya lo cené ayer. Le doy al play y mientras aliño mi ensalada, veo a la pequeña hija del policía cubierta de escandalosas pústulas profiriendo insultos y barbaridades a sus padres y vecinos desde la puerta de su humilde casa de campo coreana. Me apetece un yogur, le doy al pause y recuerdo que aún queda piña, opto por la fruta porque es fuente de fibra y contiene propiedades antioxidantes. Vuelvo y play. Ya hay varios infectados, toda la aldea está asustada y se preguntan qué está pasando. Me quedo con algo de hambre pero estoy en plena operación bikini y ya atisbo en el horizonte las playas de Murcia.
Coreana sí que era la película, y las valoraciones que leo a posteriori son excelentes. No aguanté a ver el desenlace y seguramente me he perdido algo terroríficamente bueno. Maldita sea, a ver si fue por la piña…
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