Miguel Rubio Artiaga
Hoy he hecho cambios
en mi pequeño mundo.
He añadido, usando piedra tosca,
tres acequias de vino blanco
una de oscuro tinto
y dos de rosado.
Cinco cascadas
de diferentes colores
al llegar al borde
y dejarse caer
de un alto barranco.
Debajo, el crisol distinto
de las tres cepas
con sus soles diferentes
lluvias cambiadas
y suelos contrarios.
Luego el arroyo,
un pequeño río
de vino cristalino
con sabor afrutado.
Los barbos en procesión,
los pescadores bailando,
las orillas llenas de flores
y las ranas, todas a una,
croando cantos gregorianos.
He movido por mover
dos o tres montañas,
he encendido un volcán
que utiliza un sombrero
modelando la lava
de color dorado.
He creado una especie
de hormigas verdes
y panales de abejas
donde todas son reinas
menos un zángano.
Alguna noche
me he convertido
en lobo recorriendo
los conocidos bosques
como la sombra
de un espíritu solitario.
He vuelto a ser viento
engañando veletas
seduciendo hojas
sacándolas a bailar
en un postrer salto.
Dejaré de ser poeta
para convertirme
en puro verso
y aprender desde dentro
cómo es un poema.
Ni en mi mundo siquiera
todavía, lo he logrado.