Entrevista a Eduardo Moreno Alarcón

Francisco José Segovia Ramos

 

 

P. ¿Cómo te defines como escritor y autor?

E. Me considero un aprendiz, vocacional y pasional, abierto a nuevos retos y registros narrativos. Para mí la escritura es un oficio artístico en el que nunca se deja de aprender. Y eso es lo que intento cada día: disfrutar y mejorar. Nada me llena tanto como la literatura. Sencillamente me apasiona.

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P. De tu creación literaria hasta la fecha, ¿cuál te ha supuesto mayor esfuerzo y cuál te ha provocado mayor satisfacción?   

E. Apuntes del espejo ha sido el libro más difícil de escribir. Mi primera incursión en la novela larga. Dos años de trabajo muy intensos (también gustosos, como decía Juan Ramón Jiménez), documentándome a fondo, con dudas y descartes en la trama; incluso tuve que aparcarlo por un tiempo. Además del rigor que exige el género histórico, lo más complejo fue abordar un periodo tan áspero y crispado como fueron los años 20 y 30 del pasado siglo XX en España. Por encima de todo, quería una historia de personas, amena y reflexiva, alejada de ideologías y revanchismos.
Las mayores alegrías me las siguen aportando Entrevista con el fantasma y Sonata de mujer. En el primer caso, además de abrirme las puertas del mundo editorial (gracias a la apuesta de Premium, que lo incluyó en la colección Encina de Plata), disfruté muchísimo escribiendo. El humor tiene algo especial, mágico y liberador. Aún llegan críticas preciosas (se publicó en 2015), como lo mucho que se alguien se ha reído, o el uso del lenguaje en la novela. En el caso de Sonata de mujer, fue una experiencia conmovedora, un viaje íntimo al alma femenina. Es un libro que ha llegado al corazón. Nunca pensé que consiguiera emocionar como lo ha hecho, en especial a las lectoras.

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P: Una característica sobresaliente en tus relatos y novelas es el acertadísimo y brillante uso del adjetivo, que sumerge al lector en un mundo de narrativa hipnótica no exenta de una enorme carga poética. En este sentido ¿buscar ex profeso provocar esa sensación o es algo innato a tu forma de escribir?

E. Como lector, valoro mucho una prosa de calidad. La paladeo y la disfruto, aprendo de ella. Como escritor, intento cuidar el lenguaje al máximo. Cada vez me inclino más por la sencillez. Busco armonía y precisión en las palabras, en cada frase, sonoridad y un ritmo fluido, pero de un modo inconsciente, es algo que no pienso cuando escribo. Me dejo llevar por la emoción. Así me sale. Pero detrás hay muchas horas de lectura y un trabajo permanente. Luego, por supuesto, están las sucesivas revisiones (que a veces rayan lo obsesivo). Y, por supuesto, mi mayor crítica, mi mujer, a la que debo lo que soy y lo que escribo. Ella corrige cada capítulo y da su opinión. Es muy hermoso compartir este proceso, un privilegio de la vida.

P: Tanto en Sonata de mujer, como en La fuente de las salamandras y Apuntes del espejo, pintura y música aparecen de una manera contundente y se convierten en el eje sobre el que bascula la correspondiente historia. ¿A qué se debe este interés, este amplio conocimiento sobre pintura y música? ¿Hay algo más que un escritor detrás de Eduardo Moreno Alarcón?

E. Me encanta la suma de artes; creo que todas se entremezclan de algún modo (de hecho, siempre que puedo, escribo y leo con música). En el caso de la pintura soy un simple aficionado. Mis conocimientos en esta materia son escasos. Lo que he aprendido en estos años ha sido por lecturas, conferencias (en Albacete hay ciclos estupendos), exposiciones y documentales. Para Apuntes del espejo conté con el apoyo de una amiga pintora y restauradora; ella me asesoró. Con la música es distinto, sí forma parte de mi vida. Provengo de familia de músicos (mi bisabuelo fue compositor, mi abuelo tocaba el violín y mi padre la bandurria). En su día estudié solfeo y clarinete (luego clarinete bajo) y, aunque no llegué a terminar la carrera, disfruté mucho aquel periodo. Después seguí tocando por mi cuenta. Actualmente, cuando puedo, sigo tocando en la Banda de La Roda, mi pueblo natal.
También soy un apasionado del teatro.

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P: También escribes y te han publicado relatos, de temática variada y, es obligada la pregunta: ¿dónde te mueves más cómodo, en la novela, el teatro o el relato corto?

E: Me encantan los cuentos. Les tengo especial cariño. Son mis raíces literarias. Desde 2013 colaboro con la Revista Absolem (ahora Hebra), cuyas propuestas me animan a seguir escribiendo relatos. Pero si hay un género que se adapta muy bien a mi forma de entender la literatura es la novela corta, ya que, por un lado, permite mantener la intensidad del cuento (que para mí es fundamental), y, por otro, el desarrollo de personajes y tramas complejas propio de la novela larga. Hay una frase de José María Merino con la que me identifico: «Detrás de toda novela corta hay un cuento agazapado».
La dramaturgia es un campo fascinante, pero con códigos narrativos muy distintos del relato o la novela. Yo estoy dando mis primeros pasitos en él. Tengo la gran suerte de compartir proyectos y escenario con profesionales (gracias a EA! Teatro de Albacete), nada mejor para aprender.

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P: Aunque queda mucho por saber de Eduardo Moreno, debemos terminar esta entrevista por ahora con una última pregunta, ¿cuáles son tus proyectos literarios a corto y medio plazo?

E: Próximamente verá la luz en Premium Editorial un relato que escribí al alimón con mi buen amigo Pedro Pastor, y que ha sido incluido, como finalista, en la antología Efeméride: Certamen de relatos de ciencia ficción Apolo 11. 50 aniversario de la llegada a la luna (colección Quasar).
Ahora estoy inmerso en otros dos proyectos colaborativos: una obra teatral de corte histórico y una novela de ciencia ficción.
Y para mediados del año próximo, si todo va bien, está previsto que se estrene la que será mi primera obra teatral larga, con la compañía Thales y la dirección de Engracia Cruz.

Eduardo Moreno Alarcón (La Roda, Albacete, 1974).
Ha publicado las novelas Entrevista con el fantasma (Premium, 2015), finalista del VIII Premio de Novela Corta «Encina de Plata», La fuente de las Salamandras (Alféizar, 2017), finalista del II Certamen Alféizar de Novela, Sonata de mujer (Ojos Verdes, 2018), finalista del XXXVII Premio de Narración Corta Felipe Trigo y Apuntes del espejo (Tandaia, 2019) Premio Jerónimo de Salazar de Novela Histórica.
Premiado en los Naji Naaman Literary Prizes del Líbano (2019). Finalista del IV Premio Alféizar de Novela (2019). En 2013 ganó el II Certamen de Relatos de Terror «Sueños de Opio» y en 2012 el Tercer Premio en el Concurso de Relatos «Víctor Chamorro». Sus cuentos se reúnen en tres libros.
Colabora en medios digitales como la Revista Literaria HEBRA de Guadix (Granada) y el periódico Crónica de la Roda (Albacete). También ha publicado en los espacios culturales del periódico accitano Wadi-as y la Revista OP Machinery.
Su pieza teatral Los primeros emigrantes (Diputación de Albacete, 2017) fue incluida en la I Muestra de Teatro de Autores Locales, llevándose a escena en 2016. Durante 2017 y 2018 se representó su segunda obra, La pasión según San José.
Incluido en varias antologías de relatos: Sueños de Opio (2012) Absolem (2013) y Guadix Primavera y Vino (2017).
Ha prologado el poemario Los anillos de Saturno (Rilke), la novela de ciencia-ficción El hombre tras el monstruo (Saco de Huesos) y el libro de relatos Sangre Negra (de próxima aparición en Alféizar).
Guionista en dos proyectos artísticos con la Orquesta Sinfónica de Albacete: El regalo de Silvia (estrenado en diciembre de 2018 en el Teatro Circo de Albacete) y el musical infantil El Guardafuentes, historia de un tritón (enero de 2019).
Desde marzo de 2018 coordina el club de lectura de literatura fantástica en la Casa del Libro de Albacete.

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