José Lorente Guillén

Es el año 2003,
estoy en París otra vez.
Miro por la ventana,
nieva fuera y alguien
me pasa una cerveza caliente.
Me revuelve el estómago
sorbo a sorbo. Estoy bien,
me digo, el mundo
no se acabará hoy
ni tal vez mañana.
Pero no entiendo nada,
en realidad,
el mundo se ha acabado ya,
en este preciso instante
lo he perdido todo.
Me está matando
la nieve de fuera,
la cerveza caliente
me está matando
sorbo a sorbo,
ese alguien
de rostro borrado junto a mí
me está matando.
La felicidad me está matando.

NINGÚN MOMENTO VIVIDO SERÁ JAMÁS TAN PERFECTO COMO SU RECUERDO…cuánta razón tiene.