Chomsky, según ellos

Jorge Majfud

 

—¿Y Chomsky? ¿Tomaste alguna clase con Chomsky?

—No, ¿cómo se te ocurre? El MIT está allá por el norte. Además, la cardiología no tiene nada que ver ni la lingüística ni con la política. Alguna vez escuché opiniones más bien negativas sobre él…

—¿Por ejemplo…?

—Bueno, varios… —dijo Santiago— Ahora me viene a la mente un comentarista de una cadena de televisión que había dicho que si bien el tal Chomsky era un genio de la lingüística, era más bien un estúpido en política…

—Ya veo —dijo Quique—. Escuché algo parecido de Einstein. “Un genio en la física pero un estúpido en la política”. Tal vez porque era un socialista viviendo en Estados Unidos. Cuanto más una persona ignora la historia de aquel país, más se sorprende de descubrir disidentes y socialistas por allá. La falta de memoria histórica les permite acusarlos de antipatriotas o algo por el estilo. De idiotas, en una palabra, como es el caso de nuestro Eduardo Galeano por aquí. Claro, todo el mundo tiene derecho a equivocarse, incluso los genios. Pero la idea de que Noam Chomsky fue un genio en la lingüística y un estúpido en política supone decir que fue un semiestúpido. Ahora, decir que un genio es un semiestupido solo puede ser dicho por un estúpido completo, alguien coherente y consistentemente estúpido.

—A Quique le perdonan estos exabruptos porque es ciego— dijo alguien al oído del mayor Laprida.

 

De la novela El mar estaba sereno (Izana, Madrid, 2017)

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