Carla Demark
A veces, luna, te escondés clandestina
en la puerta que el día pestañea.
Como vos, aún le tengo miedo a la noche
pero brillo y alumbro para que nadie lo note.
Cualquiera de tus vistas te anuncia soberana,
pero a cara lavada tan pocos te conocen.
Levanto la mirada y te veo etérea,
modesta, desinteresada, ausente y prisionera.
Parece que, cobarde, la noche te excluyera
y te escondés tantas veces en un fulgor cualquiera.
Te empeñás en andar sola, pero descubrís a tiempo
que sin los astros y las estrellas tu cielo sería
un infierno.
Tanto hay en tu presencia que se me parece,
desorientada en las tinieblas a veces te mecés.
Guardiana del deseo de los hombres,
perdida en las noches oscuras como vientres.
Quizá, esfera de escombros,
te parezcas a mi esencia y a mi tez.
Quizá la tierra te vea resplandores
que desde allí vos no podés ver.
Tal vez vos y yo estemos sedientas
de besos, de verdades, de paz, de infinitud.
O tal vez sólo queremos que alguien nos vea,
cuando todos en el mundo apagan la luz.
Pinchando en la imagen accederás a la web de la autora