Francisco José Segovia Ramos
El triunfo de la Muerte (1562)-Pieter Brueghel el Viejo
Es el año 1340 de la era cristiana, y la ciudad de Caffa, en la costa del Mar Negro, está sitiada por los tártaros. Los genoveses la defienden a duras penas contra un enemigo implacable y sanguinario, pero no tienen esperanzas porque todas las posibilidades de ayuda han desaparecido. Solo queda un milagro. Y el milagro aparece en forma de un alquimista, Giotto.
—Yo encontraré la fórmula para destruir al ejército que nos sitia —afirma con voz rotunda.
Los que le escuchan –generales y grandes magnates de la ciudad- no pueden sino asentir en silencio y confiar en la ciencia de aquel hombre… y en la voluntad de Dios.
En su gabinete, Giotto investiga en pergaminos antiguos sobre la epidemia que azotó Constantinopla en el siglo VI, conocida como peste de Justiniano. Durante días y noches investiga sin parar, y realiza innumerables experimentos en su marmita, bajo la luz de mortecinas velas, acompañado solo por un perro y varias jaulas repletas de ratas.
Por fin, a la tercera semana, cuando el asedio está en su apogeo, se presenta ante los líderes genoveses:
—Tengo el arma que acabará con el ejército enemigo —les anuncia.
—¿Dónde está? —pregunta uno de los oficiales.
Les señala una jaula donde tiene encerradas varias ratas.
—¡Soltadlas esta noche al otro lado de las murallas! —les grita cuando advierte su desconfianza —. Y después… pagadme.
Así lo hacen. Pocos días después una terrible peste diezma el ejército enemigo.
Desgraciadamente, los tártaros descubrieron de donde procedía el mal que los atacaba, y arrojaron con catapultas al interior de la ciudad a sus muertos apestados, extendiendo la peste a los genoveses. Estos, por venganza, ajusticiaron al malhadado alquimista, que había provocado una nueva y mortal epidemia.
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