Grajeas eróticas: «Tales tiempos, tales costumbres»

Harry Rainmaker

Bola boliche

Vaya a saber cuánto hacía que no iba a bailar a una disco. Se empezó a sentir un poco incómodo, porque no sólo notó distinto a los peinados, los colores de moda y aún la música, sino que los ritos de apareamiento también habían cambiado.

Una chica bastante regular lo abordó. Ni siquiera hubo tiempo para exhibir una sonrisa de propaganda de dentífricos, porque un par de frases más lejos, la filibustera se lanzó al abordaje sin misericordia: — Mira que lo único que me interesa es el sexo rápido… Nos encontramos en los aseos.

A pesar de los reflejos un poco oxidados, se le acercó para musitarle meloso al oído: —¿Dónde quedó el romance? Que debajo de este físico privilegiado hay un hombre sensible.

Invertir los roles, siempre le había servido para amplificar el deseo. Sin embargo, ella lo miró como si estuviera en presencia de un excrescencia del Infierno y malamente, se perdió en medio del gentío.

Menos mal que luego encontró a una vieja compañera de lecho que, aunque había abdicado de su idea de formar familia, todavía tenía suficiente dignidad como para desnudarse tras algún simulacro de asedio.

Mientras la chica se la mamaba con decoroso desempeño, se entretenía fantaseando en cómo hubiera sido hacerlo en los servicios.

 

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.