Harry Rainmaker
Quizás no debí mencionar el asunto, si total esa asiática de indescifrable gesto y diminutos pechos, no logró conmoverme. Quizás no debí mencionar el asunto, de lo que sucedió en el metro, si al cabo la morocha de apretada minifalda que exhibía cómo las bragas le horadaban la raja del culo, se bajó dos estaciones antes. Quizás no debí mencionar el asunto, de lo que sucedió en el metro, de camino al psiquiatra, si al fin de cuentas la histérica de congruentes pechos se cubrió con enfado al advertir el destino de mi mirada enardecida. Quizás no debí mencionar el asunto, de lo que sucedió en el metro, de camino al psiquiatra, para mi última entrevista, si la viciosa de rumboso escote y labios meritorios me sonrío lasciva cuando me estacioné frente a ella. Quizás no debí mencionar el asunto, de lo que sucedió en el metro, de camino al psiquiatra, para mi última entrevista, antes de recibir el alta de mi adicción a exhibirme en los transportes públicos de pasajeros.