El Doctor y Witchy Woman
-Mira que te lo dije. Para un piso podemos subir por las escaleras. Pero no, teníamos que coger el ascensor. Otra de tus ideas brillantes.
-Cállate.
-Se paró. No jodas. Precisamente hoy. No podía ser otro día, coño.
-Por aquí tiene que estar el botón de emergencia. Espero que funcione. Mierda, ¿dónde he puesto las gafas?
-¡Qué está haciendo, oiga!
-Busco mis gafas, perdone.
-Qué tío más desgraciado, aprovechándose de la niña con el cuento de que es cegato…
-¡Deja de joder, mujer!
-¡Lo encontré! La campanita, quiero decir. Menos mal. Ahora les ha dado por poner esos botones en inglés… Ya está. No suena. A lo mejor no tiene que sonar.
-Apártese. Me agobia. Y no se mueve. Además de pervertido sordo.
-Por lo menos el pervertido piensa.
-Para lo que ha servido…
-¿No va a hacer nada para pedir ayuda?
-Acércate, viejo, a ver si encuentras algo que entiendas en ese maldito panel.
– Es usted un amor, señora. Gracias. Sufro de claustrofobia, ¿sabe?
-Tranquila, muchacha, déjame pasar. Yo me encargo…. ¡Hey! ¿Qué fue eso?
-Un cortocircuito. ¿No ves las chispas? Si encima nos vamos a quedar a oscuras. Tendremos suerte si funcionan las luces de emergencia. Y este calor…Esto va de mal en peor…
-¿Está diciendo que tampoco tenemos ventilación?
– Me temo que sí. Por la cantidad de chispas que está soltando eso y el tufo a pez…. Este trasto está muerto.
-¿Y lo dice así tan tranquilo? ¡Podemos morirnos asfixiados aquí todos!… ¡HAY ALGUIEN AHÍ!
-Mantengamos la calma, amigos. Estoy seguro de que pronto vendrán a rescatarnos. Es cuestión de tener paciencia.
-Pero ¿usted es idiota o qué le pasa? En estos edificios comerciales la vida vale mierda.
-Vieja, no trates de ayudar, ¿ok? Acuérdate la vez que te salvé cuando te quedaste encerrada en el baño del avión.
-¿Alguien sabe rezar, carajo?
-Esto se mueve mucho. Nos caemos… ¡Nos caemos!
-¿En qué piso estábamos?
-Y eso qué importa. Me quedaban tantas cosas por hacer.
-Señora, sujétese que me aplasta.
-Ni siquiera hemos empezado a subir… ¡Es un terremoto! ¡Por Dios santo! ¡Llamen a la policía! ¡No, no! ¡A los bomberos!
-Que no cunda el pánico….vieja, vieja ¿qué te pasa?
-Creo que necesitaremos una ambulancia, viejito….
-Yo diría que a un cura, caballero. Lo siento mucho. Parece que el susto fue demasiado para ella.
-Animal, mire lo que ha conseguido. Se cargó al viejo. Le ha dado un patatús. ¿Y ahora que hacemos?
-Por lo menos el trasto ya no se mueve. Solo ha sido un susto.
-Ayúdeme. Todavía respiran.
-¿Está loca? No hay aire para todos. Déjelos así.
-¡Basura! ¡Maldito! ¡Bastardo! ¡Miserable!
-No me conmueve, señorita. La vida es un precioso don. Y no pienso compartirlo con seres débiles. A lo mejor ellos ya cumplieron su ciclo en esta tierra. Por eso se han ido antes que nosotros.
-Es usted un canalla. Merece todo mi desprecio. Cuando salgamos de aquí lo denunciaré ante las autoridades.
-No se ha dado cuenta, ¿verdad?
-¿De qué habla?
-Llevamos horas aquí y no ha venido nadie. Mañana está cerrado y hasta el lunes no nos van a encontrar.
-¿Por qué me mira así? ¿Qué hace? ¡Está loco! ¡Suélteme!
-Así está mejor. El silencio me relaja. Espero que me encuentren antes de que tenga que comérmelos.