Juan Alberto Campoy

Si bien es verdad que fueron los propios autores, el señor Bioy Casares y su señora esposa, doña Silvina Ocampo, los responsables del pecado original (corría el año 1946 y la editorial Emecé publicaba por primera vez el libro), no por ello el pecado ha dejado de serlo. Antes bien al contrario, su comisión reiterada y contumaz por distintas editoriales (la propia Emecé –ahora perteneciente al grupo Planeta-, RBA y Tusquets) ha aumentado su gravedad y creo que ha pasado ya a ingresar en la categoría de pecado mortal. Me refiero a esa insufrible coma que separa el sujeto del predicado en el título del libro “Los que aman, odian”. ¿Nadie se da cuenta?
