La luz densa: “Ensayo sobre la Ceguera” De José Saramago

Carlos E. Luján Andrade

Parabel van de blinden (1568)-Pieter Bruegel the Elder

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Cuando usted suelta mi mano, es como si estuviera a mil millas de distancia.”
El país del silencio y la oscuridad, documental de Werner Herzog.

Los sentidos constituyen la manera inmediata con la que nos relacionamos con el mundo. Es debido a estos que configuramos todo lo que consideramos real y en base a esas sensaciones es que las tomamos como punto de partida para identificar nuestro lugar en la sociedad. Al ya tenerlas integradas es que construimos una serie de relaciones que conforman la base de nuestras metas y aspiraciones, así como nuestros principios. Nuestra visión de sociedad parte de esta premisa. El mundo moderno nos plantea ciertas verdades que debemos asumir si es que todos los sentidos están activos. No hay opción a prescindir de ninguno de ellos si no nos queremos retrasar en la carrera hacia el ofrecido éxito y la altanera felicidad. Al menos eso es lo que el imaginario social nos exige. Pero, ¿qué pasaría si nos faltara alguno de esos sentidos?, y si debido a eso la máscara de esa construcción social se caería. Aquí se produce una triste paradoja, pues terminaríamos percibiendo desde una perspectiva distinta los vicios en los que la sociedad cae cuando nos desconectamos de esa vorágine. Al perder algún sentido nos hacer ver el entorno de forma cruda y clara. Ensayo sobre la Ceguera de José Saramago nos otorga esa oportunidad. Ofrece al lector un fresco descarnado de una sociedad que pierde en su totalidad el sentido más trivial de todos, el de la vista. El mundo de las apariencias se pone en cuestión. El ser y el parecer nos reta a indagar más en la humanidad y sus metas.

Un hombre pierde repentinamente la vista mientras está esperando en su auto a que el semáforo cambie de luz y lo sumerge en una blancura absoluta que lo hace creer que ha sido abrumado por un destello intempestivo. Él termina contagiando a un sujeto que lo ayuda a sobrellevar su tragedia pero que al final le termina robando su auto, también contraen el virus su esposa, su oculista y la cadena continua hasta esparcirse aparentemente por todo el mundo. Poco a poco vemos la desesperación de los personajes que van desde el desconcierto, la depresión hasta la aceptación.

El gobierno en un intento angustiado por evitar que esto termine en una tragedia, hace que el primer grupo de infectados sean recluidos en un hospital psiquiátrico abandonado. Y echados a su suerte, sin la asistencia de nadie porque temen que de haberla estos también terminen en la misma condición al desconocer la naturaleza del virus que provoca la ceguera, las autoridades esperan que los mismos internos se organicen para poder sobrellevar sus propias necesidades hasta que puedan encontrar la cura.

La única persona que no ha perdido la visión es la esposa del oculista, que con engaños pudo infiltrarse en aquel lugar para estar al lado de su marido. Una mujer que por alguna razón inexplicable no perdió la vista como los demás. En ese primer grupo de personas sin nombres ni rostros, es que se desarrolla el conflicto del relato: el ladrón del auto, el oculista, su esposa, la asistenta del consultorio del doctor, el primer contagiado y su pareja, una mujer promiscua con conjuntivitis, un niño que reclama insistentemente por su madre y un adulto mayor con un parche en un ojo y cataratas en el otro.

Pero la novela se centra más en la mujer que puede ver, en sus pesares y retos a los que se ve sometida al ser una especie de reina de los ciegos. Ella inevitablemente es testigo de la degradación del individuo. En el andar torpe de aquellos desgraciados descubre la indefensión ante lo desconocido. Con estoicismo observa la pérdida de la dignidad y la desesperación por la supervivencia. Ante ella se le presenta la animalidad humana sin ninguna máscara. Como los seres humanos no pueden verse ni ver a los otros, se descubren en otra dimensión de la existencia, donde la apariencia es anulada para centrarnos en los otros sentidos que no han perdido. La aceptación de los ciegos al saber que ya la vista no será algo de qué preocuparse, orientan sus necesidades hacia lo más básico y esencial. No hay proyecciones. Solo es el ahora, el día que necesitan sobrevivir. Un día que tampoco pueden diferenciar porque la luz del sol y la oscuridad son ajenas a su sentir. Solo el cansancio puede determinar que una jornada ha terminado.

Pero al igual que algunos llegan a la aceptación de la situación, otros se resisten a ello, la desesperación los hace caer en el miedo e intentan tomar por la fuerza aquello que creen que les pertenece. La ingenuidad de aprovecharse de una carencia que también poseen, los hace más violentos. Como aquel otro grupo que también recluido en el manicomio abandonado, somete cruelmente a los demás ya que se llegaron a apoderar de los alimentos que el ejército les traía a todos los internos del hospital.

Sin embargo, ese intento fallido de dictadura ciega concluye en un caos que los libera a todos del encierro y los reos van hacia las calles aunque para percatarse que el mundo está tan ciego como ellos.

Ensayo sobre la Ceguera es una metáfora compleja que podría interpretarse de múltiples maneras: Los seres humanos a los que la ceguera les permite ver la luz blanca que los emancipa de la sociedad de la apariencia para verse libres de esas caretas y ser más introspectivos, aunque a la vez anhelan volver a esa sociedad ya construida en base a esas máscaras para no caer nuevamente en una realidad donde sin apariencias nada tiene sentido. Y también tenemos a la mujer que puede ver todo aquello en lo que se está convirtiendo la humanidad pero en el fondo envidia la ceguera del resto.

El libro es directo, nos muestra sin juicios de valor aquella experiencia de los personajes. Busca que nos compenetremos en su sentir hasta ser cómplices de algunas decisiones con una imposible empatía. Eso sí, esta obra no nos dice si aquella civilización al perder uno de sus sentidos llega a cambiar de paradigmas y si luego de la tragedia colectiva inexplicable encuentran un despertar que los hará reconstruir su sociedad en base a la experiencia vivida.

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