«De amores y desamores» de Marita Rodríguez-Cazaux

Beatriz Isoldi

Amores y desamores

Marita Rodríguez-Cazaux maneja la palabra poética. La palabra saturada de significación que fluye en sus poemas, la misma palabra que ahora marca su prosa en estos cuentos.

La palabra que significa, no es la palabra que cuenta sino que nombra y en este libro de la talentosa autora, cada personaje, cada situación se constituye por sí misma a partir de este nombrar.

En el universo literario que recrea Rodríguez-Cazaux se produce una irrupción de las cosas que exceden la dimensión de “lo real” ya desde la primera línea, marcando un clima, una atmósfera particular.

Por eso, en este libro es posible hablar de “Mundos” con matices propios. Mundos de historias mínimas, de seres mínimos agigantados por el arte de la escritora para entregarlos al lector obligándolo a ingresar a esas otras latitudes de la realidad.

En el mundo impreciso de lo onírico y lo real, se desarrolla el cuento Duermevela. Una historia mágica en el traspaso apenas perceptible entre lo diurno y lo nocturno que recuerda aquel minicuento de Chuang Tzú que, al despertar no sabe si es Tzú soñando con una mariposa o es el sueño de la mariposa. O aquel otro cuento de Cortázar, La noche boca arriba. Temas estos recurrentes en la literatura aunque siempre ofrezcan una nueva mirada, como en el caso de Duermevela.

También tienen límites imprecisos los mundos de  Adelina de La ventana azul y los de Elena de El amor trastorna todos los sentidos. En ambos casos un televisor o un cuadro atrapan a estas dos mujeres aunque de manera distinta. Mientras la primera, gracias a un hecho fortuito logra abstraerse de la fantasía y descubrir la otra fantasía que ocurre en la calle para quedar también fijada en eso; la protagonista de El amor… acepta el poderoso llamado del cuadro hasta ser absorbida por él.

En Eurínome y Ofión, el tema son los libros, la obsesión, el mimetizarse, en este caso,  con personajes de la creación del universo y repetir su historia. La hora el silencio, aporta la idea del doble o del amigo imaginario del que el protagonista no podrá desprenderse.

El mundo de lo humano, del hombre y la mujer de todos los días con sus conflictos, el de la infancia y el de la ancianidad generan otros cuentos. En Apenas fango, se perfila un personaje con tal exuberancia de imágenes, metáforas e hipérboles que también podría hablarse de “el mundo sensual de las palabras”.

La perversión o los aspectos más oscuros del ser humano, marca a la protagonista de Una justa decisión, a Aritardo Inquino y a los personajes de Enteramenteentera.

Por el contrario, la confusión, la perplejidad invaden a los seres de Estaba escrito o a la desvalida Silvina de Punto de Acción, cuento paródico, excesivo, casi de humor negro, y de desenlace imprevisto y exacto.

La última reencarnación de Edipo, Como los dijes de tu pulsera, el mundo de la infancia a través de cuentos de exquisito relato. Las Musas y Mamá, ambos de una profundidad digna del arte de Silvina Ocampo.

Estremecedor, La caja, el mundo de la ancianidad, la tragedia de no poder hallar la vida y los recuerdos que quedan extraviados para siempre.

Sin duda, en todos los cuentos, las metáforas narrativas, las imágenes bien delineadas, permiten el fluido desarrollo de la historia y de sus personajes.

 Marita Rodríguez-Cazaux es una escritora cabal. Maneja buenas ideas y halla la forma justa, el tono adecuado, los procedimientos literarios más elocuentes para desarrollarlas y transportarnos al mundo del “todo es posible”.

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Fragmento del prólogo de Beatriz Isoldi para «De amores y desamores»

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