José Pastor González

escuchar a Robert Johnson
es recorrer los caminos más viejos del mundo,
si cariño, él puede llevarte tan lejos como tú quieras
lejos, muy lejos;
a plantaciones de algodón
a África, al Missisipi
a vías de tren abandonadas,
a cabañas donde llora un niño
a solitarios cruces de caminos
a buhardillas donde compartir un trago
a abrazos de amantes que nunca podrás olvidar.
el olor de la tierra, el humo del tabaco
el sabor de las lágrimas, la humedad pegajosa de la derrota,
el sudor de siglos de lucha,
ahí están, flotando, esperándote.
oye el crecer de la hierba,
la llegada de la noche,
las voces traídas por el viento, las caricias de manos encallecidas.
su blues se mece al ritmo de la cadencia del sexo
de las risas, de la lluvia
del fluir de la sangre por las venas.
ahí está la tristeza, la alegría, la vida, la muerte,
el barro, el polvo, la brisa refrescante de una noche de verano.
si cariño, Robert Johnson engañó a Dios y al Diablo
y te lo esta susurrando para que no te sientas sola en el camino.
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