Fernando Morote

Condottiero a cavallo (1934-1935)-Mario Sironi
33
Me encanta empaparme primero de cultura y después de alcohol. Mis pinturas no tuvieron el éxito que esperaba. El galerista, encima, me timó con el porcentaje pactado por las escuálidas ventas. Un fiasco legendario. Me instalé entonces en el rincón de un bar, pedí una botella de ron y me lancé a llorar. “Cobro lo que valgo”, protesté en silencio. Luego recapacité: “Me voy a ir, me voy a vengar y me van a extrañar”. Entonces comprendí el origen de la falla: el arte no tiene nada de romántico cuando el artista se empeña en ganar un sitio en el mercado.
—


