John Berger

Nosotros con nuestro errático lenguaje
nosotros con nuestros acentos incorregibles
y otra palabra para leche
nosotros que llegamos en tren
y nos abrazamos en los andenes
nosotros y nuestros carros
nosotros y nuestras voces
enmarcadas en la pared de un dormitorio
en nuestra ausencia
nosotros que compartimos todo
y nada:
esta nada que partimos en dos
y tragamos con un sorbo
de la única botella,
nosotros a quienes el cuco
enseñó a contar
¿a qué moneda
han cambiado nuestro canto?
¿Qué sabemos de poesía
en nuestras camas solitarias?
Somos expertos en regalos
los envueltos
y los que se dejan a escondidas.
Antes de partir escondemos nuestros ojos nuestros pies
[nuestras espaldas.
Lo que nos llevamos es para la rejilla de los equipajes.
Atrás dejamos nuestros ojos
en los marcos de las ventanas y en los espejos
nuestros pies atrás
en la alfombra junto a la cama
nuestras espaldas
en la cal de las paredes
y en las puertas colgadas de sus goznes.
La puerta se cerró detrás de nosotros
y el traqueteo del carro.
También somos expertos en tomar.
No llevamos los aniversarios
la forma de una uña
el silencio de un niño dormido
el sabor de tu apio
y la palabra para leche.
¿Qué sabemos de poesía
en nuestras camas solitarias?
Vía única, empalmes y
apeaderos
leen en alto para nosotros.
No existe poema con versos más largos
que las líneas que hemos cogido.
Como chalanes calculamos
la distancia en la boca
y juzgamos su dolor por los dientes.
Con mulas, a pie
en camiones y líneas aéreas
en nuestro corazón
lo transportamos todo,
cosechas, ataúdes, agua,
gasóleo, hidrógeno, carreteras,
las lilas florecidas y
la tierra apaleada en la fosa común.
Nosotros con nuestras malas noticias del extranjero
y otra palabra para leche
¿Qué sabemos de poesía
en nuestras camas solitarias?
Sabemos tanto como cualquier comadrona
de embarazos y
de partos,
como eruditos sabemos
lo que hace temblar el lenguaje.
Nuestra carga.
La unión de lo que ha sido separado
hace temblar el lenguaje.
A lo largo de milenios y de la calle del pueblo
por tundras y bosques
a través de adioses y puentes
hacia la ciudad de nuestro hijo
hemos de llevarlo todo.
Trasportamos poesía
como los trenes de mercancía del mundo
trasportan ganado.
Pronto los lavarán
en las vías muertas.
