Fernando Morote

Ballerina-Elica-Mare (1915)-Gino Severini
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“¿Puedes rascarme la espalda?”. Ésa es una solicitud que puede hacerte tu esposa, tu hermana, o hasta tu mamá si quieres. Pero no un desconocido dentro de un cuarto de sauna lleno de tipos calatos. Algunos se cubren el cuerpo con una toallita que sólo les sirve para sonarse la nariz. Si utilizan un pretexto tan ingenuo para buscarte conversación, ya sabes lo que viene después. En el instante menos pensado están hurgando en tus intimidades. Aquí es donde tragas saliva y extrañas los baños turcos. Porque así, al menos, lograrías zafar en medio del vapor.
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