José Pastor González

En la tasca, Zarauz (1910)-Joaquín Sorolla y Bastida
en un bar desangelado
una tarde fría de enero
ya de noche
en la barra
dos borrachos con solera
de vinos
uno, bronco, farfullando
una historia de navajas y hombres peleando por una mujer
otro, silencioso, delgado,
sumergido en su dolor y penitencia
y dos tipos que vienen de la aceituna
bebiendo en silencio
y con cansancio
y un hombre leyendo el periódico
disimulando su soledad
y el camarero acatarrado y aburrido
y tanto frío dentro como afuera
y todo bañado por una luz tristona
de sala de espera
que empapa y que se refleja
en paredes vasos botellas personas
y en la televisión un concurso
con gente divertida graciosa feliz y guapa
y otra ronda para engañar al hoy y al mañana
y llegas tú
sonriendo
y dices un hola alegre y contagioso
y vas a la máquina de tabaco
sacas un paquete de camel
te pegas unos pasos de baile
y te marchas con un adiós amable y seductor
y todo parece caldearse brillar
todo se vuelve suave hermoso caricia
y nos agarramos con fuerza a esa oportunidad de belleza y calor
y pedimos otra ronda
porque todavía hay una mínima esperanza
y la noche es larga y fría
—



Muy bueno .
gracias. muchas gracias. y un saludo
Pingback: buscando la belleza en cualquier parte. un poema de «volver a la tierra» (Rasmia Ediciones) en el Periódico Irreverentes – librosyaguardientes·
Es precioso cómo una escena tan sombría y cotidiana, cargada de silencios y soledades, se transforma con un simple «hola» y unos pasos de baile. En ese bar, donde cada personaje parece arrastrar su propio peso, tu llegada es un destello que ilumina la noche y da calor a todos los rincones. Esa chispa tuya es el recordatorio de que, aún en medio de la monotonía y el cansancio, siempre puede surgir un instante de belleza inesperada, algo que nos haga sentir vivos, aunque solo sea por un momento. Es en ese pequeño respiro donde encontramos una razón para seguir adelante y brindar por la esperanza, por mínima que sea.
Un abrazo 🌷