EQUISEY: “Sobre la involución del ser humano”

Carlos E. Luján Andrade






X: ¿Hay tiempo para una hipótesis demente sobre la evolución?

Y: Siempre habrá tiempo para las ideas locas y si no lo hay, debemos buscarlo. Estamos hartos que el tiempo usado sea para asuntos convencionales y repetitivos. La mayoría de las horas del día son ocupadas por la rutina.

X: Eso impide cambiar de perspectiva. Por eso cuando llega una idea nueva es recibida con desconfianza.

Y: Pero no toda idea nueva es buena. Encontrar una dentro de tanta charlatanería es un ejercicio descomunal.

X: ¿Quién determina que una idea es mala?

Y: Es complicado decirlo. Casi te digo que son los que más saben, pero también entre ellos hay mucho obtuso. No desean salir de la corriente de los convencionalismos. En el mismo conocimiento hallaremos a quienes no quieran conocer más, aunque eso suene contradictorio.

X: Me parece que estás relativizando. Entre los que más conocen, más difícil será que los convenza una idea que más se sustenta en la imaginación que en el método científico.

Y: Sin embargo, el descarte que hacen los científicos de cualquier hecho que no pueda ser corroborado hace que otros ángulos y perspectivas sean obviadas. No los toman en cuenta y cuando alguien se pregunta sobre eso, es ignorado. Peor aún, desdeñan cualquier hipótesis que pueda ayudar a explicar lo aparentemente desconocido.

X: Al menos piensas en eso como yo. Y desde ahí quiero partir lo que te deseo mencionar. Ni yo lo tengo muy claro del todo, aunque puede tener algo de verdad.

Y: Te escucho.

X: Seré directo haciéndote una pregunta: ¿Alguna vez has pensado que el ser humano no es el zenit de la evolución de los seres vivientes en este planeta?

Y: Bueno, han existido muchos seres humanos y homínidos como el Neardenthal, el Homo sapiens, el Homo erectus, el Homo ergaster, el Homo habilis y otros más. Si de ellos partimos y hemos evolucionado, asumo que aún vendrá una que otra evolución más.

X: Es ahí que yo creo que hay que darle la vuelta a esa “pirámide evolutiva”. Y usando el ejemplo de la pirámide, ¿sabías que las pirámides de Giza: Keops, Kefrén y Micerino fueron construidas hace 4500 años?, ¿sabías que las que se construyeron años después nunca alcanzaron la perfección de estas?, ¿qué crees que pudo haber sucedido?

Y: He leído que algunas de ellas fueron construidas con material maleable y, por lo tanto, al pasar los años, se destruyeron. Lo mismo que pasa con edificios modernos en comparación con, por ejemplo, la Muralla China. Un edificio moderno no duraría muchos años porque el acero se deterioraría y ocasionaría una erosión en el concreto. La piedra es eterna.

X: Es una buena hipótesis, sin embargo, que pasaría si se debe a que fueron olvidando cómo se hacían las pirámides y que en realidad los que hicieron las más perfectas no eran el mismo tipo de seres humanos. Los historiadores obvian ciertos aspectos porque no calzan en sus teorías.

Y: ¿Hacia dónde quiere ir con ese ejemplo?

X: Tengo la hipótesis de que los seres humanos hemos ido involucionando con el pasar del tiempo. Que la inteligencia que tanto nos enorgullece y nos hace pensar que estamos sobre los demás seres vivos, es solo una tara evolutiva.

Y: Es absurdo.

X: Piénsalo bien. Cuando observas a las demás especies de seres vivos, ¿no te preguntas cómo ellos se desenvuelven con mucha más naturalidad en su medio ambiente que nosotros? Ellos se integran con armonía en el entorno donde les toca vivir. Si desean comer, buscan alimento, si desean dormir, duermen, si desean reproducirse, lo hacen. No necesitan ropajes para protegerse del clima. Su existencia es absolutamente compatible con lo que este planeta ofrece. El ser humano, en sus inicios, era así. Compartían o competían por la presa en medio de la jungla. Éramos como ellos. La inteligencia, que podríamos definirla como la capacidad de los seres humanos para resolver problemas nuevos, nos hizo cada vez más distanciarnos de la animalidad.

Y: ¿Eso lo consideras una involución?

X: Me estás entendiendo bien. El objetivo de todo ser viviente es sobrevivir, sin embargo, el ser humano de ahora hace lo posible por destruirse así mismo. ¿Es eso normal? Nuestra vieja rutina ha sido reemplazada por actividades por las que nuestro cerebro no ha evolucionado. ¿Cómo así le tememos más a una serpiente o insecto que a un vehículo automotor? Es más fácil que un auto nos atropelle a que una serpiente nos muerda. ¿A qué crees que se deba eso? Pues a que por miles de años el cerebro humano se ha desarrollado para enfrentar problemas que la naturaleza le pone en su camino. Esos desafíos son los que nuestra inteligencia busca solucionar de manera primigenia. El instinto de supervivencia nos hace temer más a una serpiente venenosa que a un vehículo.

Y: Entonces dices que la ciudad, la urbe en general y todas sus actividades han sido creada por seres que han ido involucionando.

X: Exacto. Los vicios y la violencia son producto de una supervivencia falsa. El mundo que hemos construido no es natural. Los problemas que resolvemos han sido creados por nosotros mismos. Es como tirarse al río sin saber nadar. Peor aún, le hemos dado una importancia excesiva a darnos un chapuzón en un río descontrolado. El debate que se escucha sobre los males de la sociedad moderna (y yo diría de otras sociedades antiguas, también) es que debemos hacer una mejor civilización. ¿Y qué ha pasado? Nada, es peor aún. Lo más radical es que no nos damos cuenta. Cada desarrollo mecánico, industrial o tecnológico es tildado de “mejor”. Cómo el realizar cada vez menos esfuerzo físico ha sido beneficioso para el hombre. ¿Acaso la naturaleza no nos proporcionó un biotipo adecuado para sobrevivir ante cualquier imprevisto? Lo que llamamos el desarrollo de la técnica, es una prueba que lo buscado es alejarnos de nuestra esencia de individuos “naturales”. Lo que somos es un artificio. Hemos ido perdiendo capacidades cognitivas, instinto e inteligencia primitiva.
»Por eso te decía que quienes hicieron las primeras pirámides no fueron los que hicieron las siguientes. Son otro tipo de seres humanos. En su forma de ver las cosas de manera más elemental, hallamos una compatibilidad con el entorno. Los vestigios más esplendorosos que vemos fueron realizados por culturas con un sentido de la existencia más arraigado al planeta que nosotros.
»¿No sospechas que hay algo extraño en todo eso? ¿Cómo creer que una civilización que ha creado bombas capaces de destruir seis veces el planeta o le ha hecho un hueco a la capa de Ozono pueda estar compuesta por individuos superiores?

Y: ¿Y crees que tiene eso una explicación cultural o genética?

X: Mira, yo creo que la inteligencia está más relacionada con la genética que el medio ambiente o sociedad donde se desarrolla. Un chimpancé será siempre uno así sea educado por profesores con doctorado. Aprenderá algunos aspectos básicos, pero jamás dejará su condición de chimpancé. Eso es genético. Su inteligencia está limitada a su condición de primate. No hay nada que pueda hacer su entorno para cambiarlo.
»No somos el producto de nuestra sociedad, sino que hay una tara genética que nos ha impedido integrarnos a la naturaleza. Por el contrario, la hemos destruido. No creo que seamos de la misma especie de quienes hicieron los grandes monumentos de los cuales no tenemos explicación. La senda del ser humano actual ha sido hollada por una civilización menor. Diría que somos un árbol torcido.

Y: ¿Y la evolución es…?

X: Son los animales. Si un ser humano siente la responsabilidad de integrarse con su medio, es porque de alguna forma hay un carácter evolutivo que lo hace ser más responsable con la conservación de la naturaleza. No es un asunto de ideas progresistas, eso te quieren hacer pensar los otros individuos involucionados, sino de mera evolución. En un futuro pelearemos las guerras con piedras, como diría Einstein, sin embargo, eso no será tan mala noticia.

Y: Sí que era una idea loca.

X: Por algo debemos comenzar.

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