Francisco José Segovia Ramos

Como bien dice Ismael Martínez Biurrun en el prólogo de esta novela, la característica de esta, y de la obra en general de Eduardo Moreno Alarcón, es su atrevimiento con la prosa: no se limita a contar una historia –algo que cualquiera con un mínimo de conocimientos gramaticales podría hacer- sino que lo hace con arte, con delicadeza, con una exquisitez que enamora al lector. En definitiva, con una prosa que ha de calificarse como poética.

Ojos de vidrio es una novela casi intimista, centrada en la vida de una adolescente cargada de miedos, de problemas y perseguida por la sombra (¿quizá el fantasma?) de su tía Paula. Una novela que mezcla elementos del género negro y del terror, pero sin grandes aspavientos. Eduardo no pretende asustar al lector con clichés manidos ni con elementos espectaculares que hagan levantarse del cómodo sofá o de la cálida cama. Su literatura, su prosa va empapando poco a poco, sin prisa pero sin pausa, provocando una sensación de agobio, de tensión que lleva a un final inesperado y, en cierta medida, inevitable.

Alejandra, esa chica tímida, inquieta, asustadiza, huye de sí misma las más de las veces, tarda en encontrarse, o en encontrar al amor de su vida (o eso piensa ella), y quiere huir además de ese “fantasma” de su tía Paula, que se le aparece pocas veces, es cierto, pero en cada una de ellas con una intensidad que agudiza esa sensación de un mal que gravita sobre la vida de la adolescente.

Tras su primera y magnífica novela, Entrevista con el fantasma, y después de sorprender agradablemente con Sonata de Mujer (Premio Felipe Trigo), y La fuente de las salamandras, entre otras obras, Eduardo Moreno Alarcón mantiene su alto nivel narrativo con Ojos de vidrio, novela que sin lugar a dudas provocará en el lector una mezcla de angustia y disfrute, algo al alcance de muy pocos escritores.

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“OJOS DE VIDRIO”, de Eduardo Moreno Alarcón. (Editorial Inlimbo, 2023)