La engañosa trivialidad: “Imágenes en Silencio” de Rafael Roque Rebaza

Carlos E. Luján Andrade



Las imágenes expresan más que las múltiples explicaciones de cómo el mundo funciona. La realidad nos aborda con hechos que representan lo que no podemos definir, pues la existencia está limitada por aquello que vivimos. En nuestra psiquis intentamos interpretar lo que somos y lo que vemos, pero sin suerte. Lo que al final sucede es aquello que vimos sin candor ni juicio. “Imágenes en silencio” de Rafael Roque Rebaza nos da esa posibilidad de reflejar la existencia sin más preámbulo que la vivencia pura.

Las historias, a pesar del título de ser imágenes silenciosas, nos introducen con intensidad y prosa galopante, a situaciones aparentemente inofensivas pero que calan profundamente en las vivencias de sus personajes.

En sus relatos abunda la observación, como un vigilante que analiza cada movimiento de lo que le rodea y que incide dramáticamente en el desenlace de sus historias. Cada pasaje expresa ansiedad, duda y reflexión, aunque jamás certeza. Los más triviales hechos se transforman en obsesivas preocupaciones, las experiencias familiares más mundanas terminan transformándose en heridas emocionales profundas. Un hecho intranscendente, en la psiquis de un perturbado personaje, puede desestabilizar a un anodino individuo.

Rafael Roque Rebaza estructura sus historias como si se tratara de un explosivo al que se le prende en una mecha lejana con una inocente chispa, pero que al final terminará con una detonación ruidosa y a la vez desconcertante.

“Imágenes en silencio” contienen historias en apariencia inofensivas y que, sin embargo, en esa aparente inocuidad, esconde lo que más atesoramos: nuestras dudas existenciales y carencias emocionales.

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