Cesar Calvo

¿Y si de pronto huyeran
el valor y el destino
―como alas― de este pájaro
que me lleva a los vientos
o a la muerte?
Tal vez mañana mismo.
Si de pronto volara
de mi pecho
el corazón, cayera
como llave en un pozo:
¿tú abrirías la puerta, cruzarías
el umbral
a mi paso señalado ?
Buscando entre los muertos.
Es a ti a quien hablo,
a ti que creces
como otra larga herida
en mi memoria, a ti que ignoras
sabiamente
los tatuajes de mi brazo. Es
a ti a quien hablo.
El cuerpo del hermano.
Bajo mi cuerpo
tiéndete, acerca tus oídos
a la tierra: ¿oyes cómo mis manos
te deslizan, cómo el mar suena
todavía
desde tu corazón?
Nuestro cuerpo encontremos.
Tras la puerta, otro fuego
devora las montañas
y los hombres. No digas
nunca: “hay tiempo,
hay tiempo”. Tal vez
mañana mismo,
buscando entre los muertos
el cuerpo del hermano,
nuestro cuerpo encontremos.