Miguel Rubio Artiaga

Palabras, palabras,
ruido monocorde
de ventanas entreabiertas
intentando no ver
como avergonzados
el paisaje de cloacas.
Amistades eternas
de plastilina rancia.
Elogios envenenados
con cicuta y curé
papiros mojados
palabras, tapando
la suciedad dejada
por otras palabras.
Jauría miserable
de hienas acechando
olfateando
el olor a sangre
que va dejando ávida
el verdugo y su guadaña.
Gratitudes de estercolero
que dan mas vergüenza ajena
pena y decepción
que furiosa rabia.
El poeta sonríe triste
desde su trono hecho
con traviesas de madera
forradas de lona barata.
¡ Cuanto dolor inútil !
¡ Que lástima de palabras
lapidando otras palabras!
El poeta sabe muy bien
que la gente deja de ser gente
cuando su inseguridad misma
la convierte en obscena masa.