José Pastor González

La Risata (1911)-Umberto Boccioni
como la tristeza la huida la rabia el whisky o el rock and roll
y Manú resistía
y soltaba lastre
frente a las copas de coñac
y de cualquiera que quisiera escuchar
su historia de amor
que se rompió en mil pedazos
por mil motivos
y sin motivo
la historia de una mujer que se marchó
y le dejó
tocado y hundido y sin respuestas
«adiós, cariño»
«adiós, mala puta»
y reía sin odio
y repetía su historia
de su amor
y de su mujer
de un hijo muerto con 22 años
de la vendimia en francia
y de su mujer
y del frío de alemania
y de su mujer
y de un seat 127 de color verde
que le duró 31 años
ocho más que su mujer
y reía
con ganas
con alegría
con el entusiasmo de un chiquillo travieso
con los ojos luminosos de coñac y tristeza
poniendo en la barra de todos los bares
como un jugador de poker
-que muestra insolente su juego perdedor-
una historia mil veces contada
mil veces repetida
que dejaba un poso de arena y dolor
negro y espeso
que hacíamos nuestro
y que aunque no se podía sanar
ni con coñac
ni con whisky
ni con la huida
ni con las risas
ni con el paso del tiempo
ni con el rock and roll
seguíamos bebiendo coñac
y riéndonos de la mala suerte
y de la mala vida
como una forma
de resistir
y sobrevivir
a un mundo sin amor