Miguel Rubia Artiaga

French River Landscape with a Stone Bridge-Frits Thaulow (1847-1906)
Era un puente de piedra
tan viejo que las losas
altas que marcaban la senda
brillaban con las caricias del Sol.
Tan gastadas estaban.
Su vocación y trabajo era
mantener unidas las orillas
separadas por un río
entre dos pequeñas aldeas.
En una el mercado los domingos
y guardadas fiestas,
era cuando la gente de fuera acudía
también para ir a misa
a la otra, con el convento y la iglesia.
El puente cambiaba
de mercader a sagrado
según era donde fueras.
Gustaba de procesiones
y serios cantos religiosos
pero le gustaban mucho mas
los cantos con olor a vino compartido
en los días alegres de fiestas,
cuando las guitarras y tamboriles
flautas, palmas y panderetas.
El puente veía cambiar el río
en verano un riachuelo calmo
el otoño reptando por lo blanco
a modo de una culebra
y cuando las montañas
perdían el calor albino,
una feroz torrentera
que devorando las orillas,
amenazador según años
preparando vida al retornar
daba paso a la primavera.
Entonces el puente
se vestía de verde
con pantalones de musgo
y camisa de hiedra.
Entonces las hojas verdes
de olmos y chopos
la flor blanca de las calas
y las moradas adelfas
El puente por viejo era muy sabio
oía todo lo que encima de él se decía
todo llegaba a su corazón escondido de arcilla
que le llegaba a través de sus grietas.
Hermoso como todo lo que escribes.
Gustaba de procesiones y serios cantos religiosos.
👏👏👏🤗