José Pastor González

beber vino en un bar de abuelos
de esos bares desangelados y fríos como lápidas de mármol
de camareros ojerosos vino barato carajillos y copas de 103
lugares donde ahogar o sacar a flote
el dolor o los demonios
que se llevan dentro, muy dentro
esos bares:
de bebedores broncos de esos que culpan al resto de los mortales de sus desgracias
de bebedores solitarios, silenciosos, casi invisibles, que evitan hablar para que no se le escapen las lágrimas y los mocos
de bebedores pegajosos y molestos como moscas que hablan y hablan para espantar a manotazos su mediocridad
de bebedores nerviosos, afilados, inquietos, incansables que creen tener todavía una oportunidad
esos bares desangelados y fríos
donde todos comparten la misma necesidad de levantarse
y a los que les sobran las excusas hermosas para beber un vino
esos bares donde morir todos los días
para seguir viviendo
