Miguel Rubio Artiaga
Circus (1911)-August Macke
Primero fueron los trapecistas,
de repente y todos a la vez
comenzaron a sufrir de vértigo
y sus vuelos en lo alto de la pista
ni hacerlas podían a un metro de tierra,
siquiera con todo su valor podían.
Luego, los fieros leones
se negaban a salir de las jaulas
sin pasar antes por la peluquería
como forma de presión
hartos de actuar despeinados
tras devorar al domador
dejaron mancos a los malabaristas
y ya puestos a imponer justicia
dejaron bien cojitos de un pie
a los serios funambulistas.
Como era de siempre dicho
en tiempos de desgracia
los enanos crecieron tanto
que montaron un equipo de baloncesto
y saltadores de altura en pista.
El tragasables perdió la cabeza
al tragarse una guillotina.
De los payasos no se sabe nada,
montaron cien en un coche
todos en ordenada fila
y solo apareció el auto vacío
con un montón de narices rojas
y dibujos en los cristales
de ensangrentadas sonrisas.
Los elefantes pidieron asilo en el Zoo
defendidos por los chimpancés
les fue por sentencia concedida.
Ya muy lejos, hacia las montañas lejanas
iban los caballos al galope
todos siguiendo a Rocinante
buscando ser libres en furiosa estampida.