TOMA DE TIERRA: La aventura de publicar (II)

Por Marcos Tabossi

 

 

Apenas me invitaron dije que sí. Voy a escribir sobre el destino de mi primer manuscrito. Pero ¿cuál es mi primer manuscrito? ¿El primer texto que escribí o el primero que asomó con toda la pretensión de ser publicado?

Creo que hay una infinidad de textos previos, preparatorios, borradores, necesarios para llegar al primer manuscrito; aquel texto en el que uno dice “esto tiene que ser publicado, quiero que alguien lo lea”, ¿si no para qué se escribe?

Allá por el año 2008, dominado por un impulso de tinte netamente exhibicionista, decidí abrir un blog en el cual depositaría, cual papelera de reciclaje, todos los textos que una persona sensata jamás publicaría. Esa página no existe más, gracias a Dios. Allí había textos cortos y otras yerbas (así versaba el subtítulo). Mis amigos me dejaban comentarios y palabras de aliento; combustible necesario para continuar.

Dos años después me embarqué en el proyecto de escribir un libro de largo aliento, una crónica novelada, podríamos decir, sobre las historias que un amigo había cosechado en un viaje en bicicleta por Sudamérica. Tomaba sus notas de viajes con toda la libertad que sólo un amigo puede dar para modificar, inventar, retocar, ficcionalizar los acontecimientos. Sí, ese fue mi primer manuscrito porque estaba cargado de un deseo irrefrenable, desde la primera palabra del libro, de editarlo y publicarlo en papel, como Dios manda.

Una vez terminado y leído por el protagonista de la historia, quien me dio el visto bueno, empecé a buscar en forma caótica alguna editorial que se apiade de mi entusiasmo. Descargué el listado de editoriales de Capital Federal y empecé a mandar mails indiscriminadamente. Editoriales grandes, medianas y pequeñas recibieron mi mensaje impersonal con un adjunto de una hoja donde reseñaba mi propio trabajo. Pasaron los días y las pocas devoluciones que tuve argumentaban catálogos completos para ese año o explicaban, con toda amabilidad, que editaban temáticas bien distintas a mi trabajo. En todos los casos me deseaban mucha suerte en mi búsqueda.

Algo había hecho mal, evidentemente. Tal vez faltaba agregar algún contenido de multimedia que oficie como gancho para la lectura, y una vez que el editor leyera mi libro, quedaría atrapado a mi prosa y me publicaría sin miramientos. El paso siguiente entonces fue diseñar, con la ayuda de mi amigo el viajero,  un trailer book (la pura verdad es que él hizo todo, yo sólo me aproveché de su talento para ese tipo de tareas).

Con un video que oficiaba de Trailer book volví a la carga en los envíos indiscriminados de mail. Esta vez agregué a la lista editoriales de provincias del norte de la Argentina y de países vecinos, específicamente de lugares por donde nuestro protagonista, el ciclista, había transitado y que estuvieran nombrados en el libro. Pero no hubo caso, las editoriales estaban tan obnubiladas con sus autores conocidos que no pudieron ver la obra maestra que se les estaba ofreciendo.

¿Debía privarle al mundo semejante libro sólo porque las editoriales no supieron ver? Pues no. Era el momento de bajar las expectativas de best seller y buscar por otro medio. Así fue que me contacté con una conocida recientemente recibida de editora, le conté de qué se trataba el proyecto y finalmente nos asociamos en el trabajo y en el financiamiento para llevar a cabo la tan ansiada publicación del libro “La persona de al lado”.

Si bien la idea original de escribir ese tipo de libro resultaba un desafío personal que consistía en probar mi capacidad para construir un relato extenso que mantuviera cierta coherencia e intensidad para atrapar al lector, fue ante todo un acto de amor y de amistad ¿Un homenaje? ¿Una forma de valorar y admirar lo que un amigo fue capaz de hacer? Es probable que haya sido eso y mucho más.

Lo cierto es que aquel primer manuscrito terminó siendo una experiencia maravillosa porque el libro hizo su propio viaje y me llevó a lugares inesperados. Me veo, por ejemplo, nervioso y expectante, entrando a un colegio para conversar con chicos del secundario que me están esperando en el salón de actos con un ejemplar del libro en la mano, repletos de preguntas sobre el viaje, sobre el oficio de escribir, sobre la veracidad de los hechos, después de haber leído el libro con el profesor de literatura.

Marcos Tabossi (Mercedes, Buenos Aires, 1981) Psicólogo, docente y escritor. Publicó “La persona de al lado” (2013) y “Una especie de cárcel” (Peces de Ciudad. 2017). Participó en el 2016 del libro “Lista negra”, antología de cuentos de terror de la colección Pelos de Punta. Ha colaborado -y lo sigue haciendo- con revistas literarias nacionales e internacionales.

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