Sergio Coello

El muchacho corría con todas sus fuerzas detrás de lo que le había pedido a la vida. Tropezaba una y mil veces dejándose jirones de carne y espíritu en la carrera, tras la ilusión de tener una cabeza y un corazón distintos: más altos, más fuertes y más rápidos. La vida, en cambio, caminaba tras él tranquilamente; recogiendo del suelo despojos del sueño y su soñador.
