José Pastor González

aquella temporada en el infierno
cuando sentía que las fuerzas me abandonaban
cuando creía que ya no podría soportarlo más
enchufaba a Hound Dog Taylor.
los dos compartíamos más de un fracaso,
la falta de oportunidades
y la casi seguridad que no existía el paraíso.
entonces por qué preocuparse.
agarraba la guitarra
subía el volumen
y gritaba, saltaba, bailaba, sonreía frente al espejo,
incluso me reía
del jazz, de Hendrix, de la tristeza, de la escasez.
era un tiro,
a bocajarro,
de energía, alegría y rock and roll,
una descarga salvaje de optimismo, pasión y sensación de libertad.
no te daba un respiro.
sin enfrentamientos, sin forzar, sin artificios
se sacaba de la chistera
una carta para darte ánimos,
una botella de whisky para compartir,
o una noche estrellada para bailar,
y no te pedía nada a cambio
—
