Fernando Morote

Los tiempos han cambiado y, en algunos casos, la mentalidad también ha evolucionado. Sin embargo, la sociedad peruana en muchos aspectos sigue mostrando ciertos rasgos retrógrados que derivan en intolerancia y discriminación.
“Gris, más bien, plomo” (Editorial La Rueca, 2025), la nueva novela de Elga Reátegui hace alusión en su título al color típico del cielo limeño, pero igualmente refleja la actitud de algunas personas ante los desafíos de la vida. La protagonista de la historia es víctima de una enfermedad terminal, pero no se siente ni actúa como tal. Lejos de ello, asume una posición valiente y firme, incluso intransigente, para enfocarse en la recuperación de su salud. Está rodeada de familiares y amigos que intentan cuidarla, atenderla y ayudarla, pero ella rechaza esos gestos que la abruman y en muchas ocasiones la aburren.
La autora aborda un tema poco frecuente en la literatura peruana, cuyo antecedente más antiguo (y controversial en su época) es “Confesiones de Dorish Dam”, obra publicada en 1929 por Delia Colmenares. Es un riesgo digno de resaltar porque implica además asumir el papel de narradora en primera persona desde una posición ajena.
El perfil psicológico del personaje principal, Chela Vargas, exhibe la complejidad de la naturaleza humana, con su amplia gama de matices y contradicciones. Tiene una novia y una amante, y eso no significa que traicione a una o desprecie a la otra. Su carácter aguerrido y temperamento liberal le permiten moverse por encima de esos prejuicios convencionales, pero también la empujan a entrar -a veces involuntariamente, a veces en forma deliberada- en conflicto con todos quienes están a su lado.
El lenguaje del texto contiene abundantes expresiones populares o criollas que describen con elocuencia el peculiar modo de hablar de los peruanos. Ese detalle le confiere un toque de intimidad al discurso y permite que el lector se identifique con los sentimientos, emociones y reacciones de los actores en escena.
La temática, que también gira en torno a la identidad de género y sus desafíos, se enriquece con observaciones crudas y duras sobre el sistema de salud, el transporte público, los medios de comunicación y, sobre todo, la resiliencia humana.
En esta nueva entrega, Reátegui despliega su conocimiento del ambiente periodístico, ya que trabajó en él antes de viajar a España, donde reside en la actualidad, y donde ha desarrollado una prolífica obra literaria, en la que destacan 9 poemarios y 5 novelas.
“Gris, más bien, plomo” ofrece la oportunidad de una lectura fresca, vertiginosa y reveladora.

Interesante y atractivo para leer .