Hugo Dodero

American Gothic (1930)-Grant Wood
Lado A
Te digo te amo después de casi veinte años de compartir la vida, con la misma emoción del primer día.
Te digo te amo todavía sin poder creer la fortuna de que seamos pareja, a pesar de todos los obstáculos que tuvimos que superar.
Te digo te amo después de todo este tiempo en el que juntos pudimos comprar nuestra casa, dos autos, tener un perro y criar a nuestros hijos.
Te digo te amo casi compulsivamente, y apenas mis labios sueltan esas palabras los sentidos se agudizan. El cerebro se pone alerta y comienzo a escanear cada uno de tus gestos, de tus músculos y de tus poros. Clavo mis ojos en tu mirada esperando ver esas pupilas agrandarse y descubrir el rubor en tus mejillas o tu sonrisa cómplice.
Te digo te amo y por eso quiero lo mejor para vos.
Te digo te amo como ese día en el que me di cuenta de lo que vales para mí y empecé a tener miedo de perderte.
Te digo te amo aun sabiendo que a vos te cuesta decirlo.
Te digo te amo muchas veces sin palabras. Recordando cada charla, cada gusto. Viendo a cada paso qué te haría feliz. Haciendo todas las cosas que a vos te agradan. Dejando de hacer las cosas que sé que te molestan, como dejar de escuchar la música que me gustaba antes de que nos conociéramos, o ver esos ridículos partidos de fútbol, o incluso a las amistades que tenía, que reconozco, la mayoría eran insoportables. En fin, recortando todas las partes mías que no te gustan, para que sientas orgullo de mí.
Te digo te amo, porque nadie más lo dice en esta casa.
Te digo te amo porque quisiera que vos me lo digas, y al menos espero el yo también como respuesta.
Te digo te amo y son las palabras más cobardes de mi vida. No importa cuántas veces me escuches, merecés saber que no es eso lo que quiero decir. Porque digo te amo cuando en realidad no me animo a preguntar ¿vos me amás? Y temo porque, en el fondo, sé la respuesta. Porque te veo cada noche agarrar el control remoto de la televisión cuando nos acostamos, buscando frenéticamente alguna película que te permita dormir rápido y no tocarme. Y yo también, con la excusa de traer más dinero a casa, trabajo horas extras, simulando sacrificarme. Hace un par de días que me di cuenta de que disfruto llegar y comer en silencio la cena que dejaste sobre la mesa, con nuestro perro acostado sobre mis pies y al entrar en nuestra cama, verte dormir sin que necesites huir de mis besos.
Te digo te amo sabiendo que no me amás y que te encierro en mi círculo de baba.
Te digo te amo delante de nuestras familias y todos nuestros amigos, sabiendo que así te hago más difícil encontrar motivos para irte.
Te digo te amo y estoy implorando que me dejes quedar una noche más. Porque el amor todo lo puede y todo lo soporta. Y si vos no podés, yo voy a poner el amor que necesitamos.
Te digo te amo aun sabiendo que nos hundo en el vacío de una vida de apuros, de compras, de trabajo, de cansancio, de noches solitarias, de sexo sólo cuando es inevitable y de proyectos inalcanzables que contamos para que los demás envidien nuestro amor.
Te digo te amo y le cierro la puerta a la vida. A la tuya y a la mía. No te suelto porque no soportaría que seas libre de enamorarte y vivir con quien quieras. Te amo y te admiro tanto que sé que vas a poder elegir con quien estar, mientras que yo sé que no va a haber nadie después de vos. No pienso arriesgarme a salir y ver si allá afuera hay alguien a quien la vida haya lastimado tanto como a vos, para ir a rescatar. A alguien que, aunque no me ame, al menos por un tiempo me dé la tranquilidad de que me va a necesitar. Con eso me alcanza.
Te digote amo y podría decirte me muero sin vos, aunque por momentos sienta que me estoy muriendo con vos.
Lado B
Te escucho decirme te amo después de casi veinte años de compartir la vida, con la misma emoción del primer día.
Te escucho decirme te amo todavía sin poder comprender cómo pudimos superar tantas resistencias de los demás.
Te escucho decirme te amo después de todo este tiempo, sintiendo el orgullo de tener esta casa, los autos, el perro y nuestros hijos.
Te escucho decirme te amo casi compulsivamente, y siento tu mirada examinándome con la minuciosidad de un experto en arte que revisa un cuadro.
Te escucho decirme te amo y me asombra tu soberbia al creer que sos lo mejor para mí.
Te escucho decirme te amo aun cuando sabés que me cuesta decirlo.
Te escucho decirme te amo muchas veces sin palabras, recordando cada charla, cada gusto. Viendo a cada paso qué me haría feliz. Haciendo todo lo que creés que a mí me agrada. No sé por qué dejaste de hacer montones de cosas que decías que te gustaban, y estás todo el tiempo pendiente de mí, asfixiándome. Donde sea que esté escucho tu respiración controlando cada paso que doy.
Te escucho decirme te amo, y no sé por qué es tan importante para vos.
Te escucho decirme te amo, comosi después de tanto tiempo yo no lo supiera, y me resulta tan obvio, tan fastidiosa tu insistencia, que me quedo sin saber qué decirte.
Te escucho decirme te amo y a veces creo que querés decirme otra cosa, y no te animás, pero no voy a jugar a las adivinanzas. ¿Por qué creés que me casé con vos? Me fastidian tus inseguridades, o que dudes de mí. Y si algo no podés reprocharme es el abismo que nos separa. Me cansé de esperarte a la noche para cenar en pareja. Por eso me acuesto y busco alguna película que me ayude a dormir. Y las noches que estás sos un ser extraño con el que a veces me saco las ganas de tener sexo, aunque sepa que inexorablemente voy a terminar mirando el techo preguntándome dónde quedó la persona con la que alguna vez hice el amor.
Te escucho decirme te amo y siento que una nueva reja se cierra delante de mí, y me doy cuenta de que amo también se llama quien cree ser nuestro dueño, el que nos esclaviza.
Te escucho decirme te amo delante de todo el mundo y llego a dudar de si está bien o mal lo que siento, al punto que ni yo me entiendo. He llegado a soñar que me iba y despertar con la angustia de no saber explicar por qué.
Te escucho decirme te amo y sólo quiero acostarme y termine este día. Igual que ayer, igual que mañana.
Te escucho decirme te amo y siento que me aterra la posibilidad de que esto sea todo, por el resto de lo que me quede vivir. Odio esta imagen de familia feliz que te empeñás en mostrarle al mundo, en la que no siento encajar. Ya me cansé de correr detrás de proyectos a futuro con la esperanza que, cuando los concretemos, vamos a ser felices, como si eso fuera lo único que se interpone entre nosotros y la felicidad.
Te escucho decirme te amo y quiero salir corriendo. Aunque nunca más encuentre con quien tener sexo y termine mis días con dos gatos como única compañía. No sé si te interesa lo que siento, porque nunca me lo preguntaste, pero quiero decirte algo: yo no sé si alguna vez sentí ese tipo de amor por vos. Pero eso nunca me importó demasiado, eso es para adolescentes. A cierta edad, lo importante es haber madurado lo suficiente como para poder construir una familia y tener una casa con hijos que nos den nietos a los que cuidar cuando llegue la vejez. Con el tiempo aprendí a quererte, pero ni eso queda ahora.
Te escucho decirme te amo y, aunque estamos juntos porque para eso nos casamos y así es como tienen que ser las cosas, siento que no hacemos otra cosa que morirnos juntos. Seguramente te parezca una locura, pero te confieso que hay momentos en los que sueño con estar con alguien a quien decirle siento que me muero sin vos. Miento: quisiera encontrar alguien que me haga gritarle no quiero hacer otra cosa que vivirnos juntos.
