Lala González

Jardín de las Elegías, Son Moragues (1903)-Santiago Rusiñol
se trata de un cuento con ojos de delirio
abastece la canción con el silencio de la noche
sucediendo el todo y la nada
al compás del tiempo detenido en las pestañas de una quimera
sin pensar en la lascitud de las cosas
…
cuentan de un cronopios vestido de viento
sumido en la tibieza angustiosa de un poema
lánguido y vehemente
esclarecido por las estrellas sin luna
juega con las libélulas
y se deja llevar por las ideas de cada suspiro nacido en la voz del alba
ronronean las margaritas bajo mis faldas
ocurriendo en cada sílaba que respiro
tácitamente
recupero los colores de mis verbos
los susurro como quien entona un réquiem a la hora de la luz
mis ancestras me coronan
y yo
les devuelvo la palabra digna
había una vez un cuento atorado en un verso
gerundiando toda posibilidad de amores limpios
de esos sin coartadas ni vejámenes
de esos que miran de frente y sin miedos
pues han erigido murallas con cimientos de verdad
amores que en sus grietas han sembrado flores de bondad
…
érase una vez la vida misma
acumulando memorias en la palma de una mano
mientras en la garganta
se redarguyen los momentos
en espera de la muerte
todo es posible
nada queda intacto
cada posibilidad queda sujeta a la sustancia que nos hace historia
lo imprescindible
se oculta de los ocasos
justo antes del ayer
